Las películas más destacadas de 2023

Guillermo Mas, avezado y fervoroso cinéfilo donde los haya, hace un resumen de lo más destacado del año que concluye. Por una vez nos da buenas noticias.

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Por suerte, 2023 ha conseguido levantar el lamentable vuelo que el cine venía arrastrando en los últimos tiempos. La mayoría de espectadores, cada vez más infantilizados, siguen acudiendo en tromba a consumir un cine que, no se sabe si por causa o por consecuencia, parece diseñado por un algoritmo de Inteligencia Artificial programado para infantes. Sin embargo, 2023 es uno de los pocos años de los que tengo memoria en los que el audiovisual, reconvertido ocasionalmente en campo de resistencia frente al cada vez más evidente fin de época, ha sabido estar a la altura de la literatura (el regreso a la novela de Bret Easton Ellis ha sido lo mejor con diferencia), al menos desde que Hollywood incurriera en el abrazo a la autocensura moralista, allá por los años de la muerte del actor River Phoenix (1970-1993).

 

CERRAR LOS OJOS

El más esperado regreso a la pantalla grande ha sido el del español Víctor Erice, director de El espíritu de la colmena (1973) y la inconclusa El sur (1983), con una película menor que las anteriores, si bien mucho más testamentaria y “cerrada”, que le toma el pulso al estado terminal (¿?) del cinematógrafo, como antes hicieran Theo Angelopoulos o Béla Tarr, en el momento de su cada vez más certificado cierre.

 

TAR y ASTEROID CITY

Otro regreso relevante a la dirección ha sido el de Todd Field, el inolvidable pianista de Eyes Wide Shut (1999), con una película incómoda que dice mucho más de lo que parece sobre el mundo en el que vivimos; mientras tanto, el perfeccionista Wes Anderson nos ha entregado su obra más abiertamente kubrickiana, un homenaje a la cultura popular norteamericana que sirve también de exorcismo patafísico para conjurar sus fantasmas ocultos y hasta algunos de sus mensajes esotéricos.

 

ANATOMÍA DE UNA CAÍDA y SECRETOS DE UN ESCÁNDALO

Tanto Justine Triet, ganadora de la Palma de Oro, como el reconocido Todd Haynes, han realizado los ejercicios más desagradables de vivisección de la condición humana ante una pantalla, a través de sendas películas que muestran la complejidad del ser humano, en este caso encarnada en varias actrices en estado de gracia, mujeres atractivas y repulsivas al mismo tiempo, a las que no podemos dejar de ofrecer nuestra mirada de espectadores entregados.

 

BEAU TIENE MIEDO y PEARL

El terror es el mejor termómetro del grado de represión presente en una cultura. Por eso A24 nos ha dejado dos películas anticlimáticas, excesivas y terribles protagonizadas por personajes frágiles sometidos al mundo pandémico en el que se encuadran y, sobre todo, a la presencia casi psicoanalítica de una Madre-Araña dominante y asesina que sólo pueden ser destruidas o temidas. Un comentario propio merece la breve y deslumbrante trayectoria de Ari Aster, que realiza el filme más perturbador e irreverente del cine norteamericano desde otra delirante película de terror de la década pasada: Inland Empire (2006).

 

OPPENHEIMER y LOS ASESINOS DE LA LUNA

Que Hollywood está en las últimas es evidente: Martin Scorsese y Christopher Nolan han realizado sendas películas académicas sobre el pecado original de Norteamérica, la matanza de indios, y la peor tropelía jamás cometida (hasta la fecha, claro) por el Imperio: el lanzamiento de bombas atómicas sobre civiles japoneses. Favoritas a todos los premios (¿a quién le importa?), sin ser por ello obras maestras (aunque sí sobresalientes crónicas), sirven para ratificar una vez más la buena disposición que tienen los anglosajones para hacerse el harakiri cada cierto tiempo, siempre por medio de la ficción.

 

EL MAESTRO JARDINERO y GODLAND

Esa extraña categoría de películas llamada “cine religioso” nos ha dejado dos alegorías impactantes este año: la película más esperanzadora (otra historia de crimen, amor y redención) de Paul Schrader y el western del año dirigido por Hlynur Palmason.

 

DECISION TO LEAVE y ALMAS EN PENA EN INISHERIN

La imposibilidad de estar solos o acompañados, ni en paz en cualquiera de las dos variantes que se prefiera, es algo que queda patente en el visionado de las dos películas “existencialistas” del año: otra variación tragicómica y descarnada del maestro Martin McDonagh y una extraordinaria mezcla de Vértigo (1958) y La conversación (1974) firmada por Park Chan-wook.

 

COWBOY DE COPENHAGUE y TRIÁNGULO DE LA TRISTEZA

En realidad, las mejores películas del año son, por un lado, una teleserie de Netflix y, por otro, una cinta “ausente” de 2022. Me refiero, por supuesto, a la infravalorada sátira de Ruben Östlund, que se estrenó el año pasado en cines, pero que ha llegado tarde y mal a España; y de la octava maravilla de Nicolas Winding Refn, que ha vuelto a su Dinamarca natal convencido de que la decadencia hollywoodiense es, además de fatal, un mal del todo irremediable.

 

¡ESTRENE 2024
CON GRANDES LECTURAS!

 

 

 

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