Tamames cometió el error de hablarles como adultos. Ellos desplegaron sus frescas artes de volatineros. No ganó ni perdió ayer un programa. Ganó –o perdió– un equipo de maquilladores, modistos y domadores circenses. El escenógrafo que concibió ese gran guiñol acertó.
El aspectismo discrimina a la mujer, y eso es grave. Se puede ser ministra por guapa, pero nunca por cajera. Por eso salen torcidas las leyes de igualdad.