¿Habrán secuestrado a Hughes?

Desde que fueron cancelados en 'La Gaceta' los tres artículos de Hughes, «media España», comentaba un amigo, «anda con el alma en vilo».

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Hace ya casi una semana, el digital La Gaceta de la Iberosfera suprimía de un plumazo (¿cómo se dice en lenguaje woke? Ah, sí, «to cancel») los tres últimos artículos de Hughes, el brillante columnista que, desde su aterrizaje en el periódico de Vox (procedía de ABC, donde ya había sido víctima de cancelación), ha puesto en pie lo que es —o era— la sección de pensamiento político, social y cultural —«Ideas» es su nombre— que brilla con mayor luz en el yermo erial de nuestra cultura.

Desde que fueron cancelados los tres artículos de Hughes, «media España», como comentaba un amigo, «anda con el alma en vilo esperando ver en qué acaba el asunto». Y en tal estado sigue nuestra alma, pues desde entonces nada ha habido, nada se ha producido. Ni una sola línea de Hughes ha aparecido en La Gaceta, y tampoco en su cuenta de X (antaño Twitter).

Seguramente andará el hombre meditando qué camino va a seguir. Mientras lo medita, preguntémonos por nuestra parte qué es lo que ha podido llevar a cometer acto tan grave. Grave, porque no es sólo que el periódico de una formación política en la que uno podía poner sus esperanzas haya disparado semejante «fuego amigo». Más grave aún es que, leyendo y releyendo los artículos en cuestión, uno no consigue ver el motivo de tal censura. O sólo alcanza, como máximo, a entreverlo. Y entonces aún es peor.

Juzguen, si no, leyendo ustedes mismos estos artículos que fueron recuperados desde el primer momento por EL MANIFIESTO.

La cosa empezó con el titulado «Reacciones al progromo» (éste se ha librado milagrosamente de la quema y sigue figurando en La Gaceta). En dicho artículo, después de calificar, con toda razón, de progromo la salvaje incursión efectuada por Hamas en Israel, Hughes la emprende tanto contra «la izquierda que se dedica a la industria del avistamiento de nazis hasta que los nazis aparecen, y entonces se ponen a silbar» como contra «la derecha liberalia proisraelí, guardiana de Occidente (¡un Occidente de Libres e Iguales!), […] para la cual jugar a estas cosas ofrece el mayor prestigio intelectual y ennoblece su amor al vil metal».

Se ve que a la derechita liberalia tales palabras le rechinaron en el fondo del alma. Y, así, el 13 de octubre —comentaba Hughes en el último de sus artículos— la Asociación proisraelí ACOM (Acción y Comunicación sobre Oriente Medio) «publicó un tuit dirigido a mi persona en el que, con ortografía y puntuación algo vacilantes, se me acusaba de libelo añadiendo parte de un artículo mío del día 10. No aparecía enlace alguno al mismo, ni el título ("Reacciones al pogromo"), ni dónde se había publicado, ni forma alguna de leerlo. Solo una parte del texto, escogida y subrayada con evidente mala fe, y cuatro palabras destacadas escritas en el tuit: “Vil metal” y “alma judía”, que ACOM, en puzzle insidioso, ponía juntas cuando no aparecían así en el artículo. Con ello hacía posible dar a entender que yo relacionaba una cosa y la otra, un viejo tic del antisemitismo. Era un tuit de una falsedad, de una malicia y de una falta de categoría personal y humana abrumadoras.»

¿Y?... Y por haber reaccionado ante ataque tan miserable usando este mismo adjetivo para calificar a sus atacantes, ¿es por eso por lo que el periódico de Vox se ha cargado tales artículos? ¿Es por ello por lo que no ha vacilado ante las consecuencias que ello pueda tener en cuanto a la continuidad de uno de sus más brillantes columnistas?

Es simplemente tan desolador como alucinante.


 

N.º 2 (recién salido)

 

 

 

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