Y no, no es ciencia ficción

El día en que los muertos se sienten en tu salón

¿Sabía usted lo que es la "GriefTech" (Tecnología del Duelo) y las empresas que a ello se dedican? Aquí se lo explicamos.

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El día en que los muertos vuelvan y se sienten en nuestro salón el mundo habrá dejado de ser mundo, los hombres, hombres, y todo se habrá terminado. Y no, no hablamos de ciencia ficción. Hablamos de Inteligencia Artificial, de esta IA que, como sabemos, avanza a velocidades de vértigo. De momento la resurrección de los muertos se limita a su manifestación en forma de lo que las empresas de la GriefTech (Tecnología del Duelo) denominan “avatares”. Pero se equivocan: se trata de “espectros”; lo que ocurre es que el marketing desaconseja tal nombre a fin de que sean aún más multimillonarios los beneficios que semejante industria genera... y generará, sobre todo, cuando sus prestaciones hayan llegado a los extremos a los que pretenden llegar.

¿En qué consisten los resucitados espectros 2.0?

Consisten por ahora en el hecho de que, a través del móvil, la tablet o el ordenador, quien se suscribe y abona la cuota de la GriefTech (son ya varios miles de seres vivientes quienes lo han hecho, incluso en España) puede mantener conversaciones —orales y por escrito— con aquel hijo que falleció ahogado en la playa, con aquel íntimo amigo que tuvo la mala idea de suicidarse, con aquella anciana madre a la que los años acabaron llevándose. Etcétera.

Además de sus dineros, el viviente tiene que aportar, eso sí, un mínimo de ayuda a la IA: le debe mandar fotos y videos del espectro en vida, textos suyos, una descripción de su carácter, gustos, manías, aficiones… Una vez hecho esto, sólo le queda esperar a que suene el móvil y le llegue el primer e-mail , el primer WhatsApp o el primer video en el que aparezca su ser querido paseándose entre celestiales nubes.

Lo de los videos está sin embargo un poco menos desarrollado aún, pero a todo se llegará y todo se perfeccionará. Sobre todo (llevemos la desmesura a lo máximo) el día en que la televisión (o lo que sea) produzca auténticas imágenes 3D cuya tridimensionalidad sea tal que, no cabiendo en la pantalla, salgan de ella y nuestros espectros 2.0 se sienten y conversen amablemente en el salón de la que había sido su casa.

El blandengue hombre moderno no soporta la dura ley de lo real

Lo cual es tanto como decir que no soporta la vida. La vida que es tan álgida y prodigiosa como dura y cruel. La vida que, para ser vida, necesita matar. La vida que nos lo da… y de todo nos priva al acabar. El hombre moderno (posmoderno, en realidad) se había dedicado hasta ahora a olvidarse de la muerte, a darle la espalda, a hacer como si no existiera. Pero esta cobardía se acabó. Ahora ha tomado otra forma y el hombre ya mira a la muerte, sí…, pero para fortalecerla en realidad al intentar borrarla. Como niño malcriado, ese hombre no soporta ser privado de nada. Su deseo se convierte en ley. En la ley que, entre otras cosas, le permite creerse mujer si ha nacido hombre; y hombre, si mujer. Y así el“último hombre” —como lo llamaba Nietzsche— dice“ser feliz y guiña un ojo” mientras sus espectros virtuales hacen creer que lo inexistente es existente y lo irreal real.

Cuando se desvanecen tales diferencias, cuando lo falso aparece como verdadero y lo irreal como real, todo entonces se diluye, todo perece. Pretendiendo acabar con la muerte, con lo que en realidad se acaba, ¡desventurados!, es con la vida.

 

Para más detallada información sobre el negocio de la Tecnología del Duelo, véase este artículo de Jose María Robles y Josetxu L. Piñeiro, así como esta entrevista del mismo José María Robles con Justin Harrison, fundador y CEO de You, Only Virtual, la empresa más veterana del sector.

 


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