"¡LAS VIDAS EUROPEAS IMPORTAN! ¡Southport está en todas partes! La reemigración salva vidas"

Irlandeses y británicos, católicos y protestantes unidos frente al Gran Reemplazo

Lo que ha prendido el incendio ha sido el brutal asesinato en Southport de tres niñas, más otras cinco gravemente heridas, más dos adultos

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Mientras en Irlanda y Gran Bretaña estallaba la revuelta popular más amplia y valerosa contra la invasión migratoria, en Belfast, la ciudad tanto tiempo ensangrentada por la lucha entre católicos y protestantes, sucedía lo nunca visto: ambas comunidades, con sus banderas en alto, salían hermanadas a la calle para expresar su horror ante la violencia islámica y proclamar a los cuatro vientos que, por encima de sus diferencias y enfrentamientos, tanto católicos como protestantes, tanto irlandeses como británicos pertenecen y están prestos a defender su pertenencia a una comunidad mucho mayor, más arraigada, más ancestral: la civilización europea.

La gota de agua que ha colmado el vaso de la paciencia de los europeos y los ha lanzado con una violencia desacostumbrada a la calle (asaltos a comisarías de policía, tiendas y coches incendiados: no, las manifestaciones de los pacíficos corderos ya no sirven de nada); lo que ha prendido el incendio ha sido el brutal asesinato en Southport —una violenta agresión más y más grave— de tres niñas, más otras cinco gravemente heridas, más dos adultos que, en la sala de baile donde se encontraban, trataron de interponerse ante su asesino: un musulmán negro de segunda generación, cuyos 17 añitos (pese a que cumple 18 un día de éstos) le permitirán sin duda ser puesto rápidamente en libertad. ¡Angelito!

Y mientras las hordas musulmanas, con sus gritos de “Al·lahu-àkbar” y sus machetes y puñales desenfundados, se lanzaban a la calle para enfrentarse a los blancos, ¿de qué lado creen ustedes que se colocaban el gobierno, la policía, los medios y la opinión de izquierdas: el conjunto, pues, del Sistema y de la biempensancia? Lo han adivinado: sólo los manifestantes europeos eran hostigados por los insultos de la prensa biempensante (la española por supuesto incluida) y los porrazos de la policía. Ésta atacó brutalmente, con más de cien detenciones y la amenaza por parte del primer ministro zurdo-laborista Keir Starmer de identificar y detener a los manifestantes recurriendo (Gran Hermano vigila atento) a técnicas informáticas de reconocimiento facial. A su vez, el primer ministro de Islam-Escocia —un musulmán— daba un paso más y exigía del Gobierno británico que, sin vacilar, sacara ya el ejército a la calle.

Los tiempos cambian, en efecto. Las caretas empiezan a caer y la oligarquía liberal-demócrata, que lleva décadas y décadas pavoneándose con su retórica de “democracia,-democracia,-libertad-de-expresión,-libertad” (en la cual cabe todo... salvo la defensa de la amenazada civilización europea), lo va a tener difícil para que, salvo los cegatos, no estallemos en una estruendosa carcajada al oírles proclamar semejantes fatuidades.

¿Bastará?

¿Serán suficientes unas protestas tan abundantes y radicales como las actuales? ¿Servirán para cambiar las cosas? ¿O acabarán diluyéndose como agua de borrajas? Aunque en lo inmediato esto último sea lo más probable, el primer paso ya está dado, una importante barrera ha caído en el camino —inevitablemente largo, inevitablemente violento, inevitablemente revolucionario— para impedir que se consuma el ya muy avanzado Gran Reemplazo de la población europea de Gran Bretaña e Irlanda.

Que todo ello sirva al menos de aviso a navegantes. Queden advertidos los navegantes —plácidos, ufanos, indolentes...; “¡Una de gambas, tío!”— de nuestras mediterráneas tierras. Que nadie se haga ilusiones: tarde o temprano lo mismo que está sucediendo en las Islas Británicas nos llegará. Dado el ritmo al que van las cosas y la ceguera mayoritaria de nuestra gente, también nosotros deberemos pronto gritar y luchar denodadamente para que

EUROPEAN LIVES MATTER!![1]

 

[1] “¡Las vidas de los europeos importan!”. Alusión, invirtiéndole el sentido, al famoso “Black Lives Matter!”. Referida a la muerte del activista norteamericano George Floyd, dicha consigna fue esgrimida sin parar en los más violentos disturbios desencadenados por los movimientos antifas y LGTBIQ+.

 

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 Para entender a fondo
la amenaza que nos acecha

 


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