Arrimar el hombro y apretarse el cinturón

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Si dentro de las mieles que ofrece el poder el político tiene que soportar alguna cruz es la de tener que hablar mucho sin tener nada que decir. Esta calamidad íntima trae causa en las sugerencias de los economistas que el PSOE y José Blanco han calificado de cenizos. Y la ceniza consiste en ver solo lo malo de la realidad y complacerse en magnificarla y en responder con tópicos y lugares comunes a la hora de ofrecer remedios.
 
Pero hay algo sospechoso y acertado en esta muchedumbre de economistas mal formados: dicen a todos los niveles “que lo peor está por llegar”. ¿Qué puede haber detrás de tan negativo augurio? Posiblemente que saben, palpan y silencian la vigencia y operatividad del mecanismo crediticio agresor que está en la base de la crisis. Mecanismo vivo, llevamos cinco meses seguidos de subidas del Euribor, que pasa del 2,1 al 5,39%, máximo histórico de hoy pero no de mañana y Trichet anunció que no mover el tipo oficial lo prometía solo a corto plazo, después de haber subido hasta julio del 2007 veintiún veces el Euribor, y nueve el básico. Todas estas medidas, unas por acción y otras por omisión, tomadas en nombre de la lucha contra la inflación, se traducen en meras órdenes de transferencias bancarias masivas a favor del sistema prestamista y en contra de la población hipotecada.
 
Colaborando con dicha política mediante el silencio obstinado a sus efectos tiene lógica la creencia de que lo peor está por llegar porque el mañana está ciertamente al llegar. Y es mañana cuando dirán que el Euribor ha vuelto a subir. La buena doctrina da dos misiones al banco central: ser banco de banqueros y prestamista en última instancia. Es el que presta a los que prestan y el que lo hace cuando los demás no pueden. El BCE ha cortado el grifo al sistema financiero dando créditos a siete días y recargando en un punto el tipo de interés oficial y con ello se logra lo que se persigue: que el Euribor suba. La asociación hipotecaria española ha dicho que en lo que va de año han subido las hipotecas 890 € por término medio, que se suma a los de más de 3000 que habían subido hasta junio de 2007.
 
Nuestros gerentes, al hablar de las causas de los males ponen al mismo nivel la subida del petróleo y la subida de los intereses como si estas últimas fueran algo fatal e inevitable cuando es la obra de un solo hombre que ignora relaciones esenciales en la economía. Y al que se le suma la muchedumbre de economistas víctimas del mal histórico de nuestras facultades de economía, cuyas primeras cátedras se dieron lógicamente a dedo y a personas que desde las tres grandes escuelas –liberal, marxista y keynesiana- solo habían estudiado las dos primeras. Y así las siguientes cátedras cayeron en manos de quienes por culpa de los primeros profesores no habían estudiado la más moderna y más ligada a la realidad de las doctrinas.
 
ABC en un editorial del uno de agosto, habla de estanflación, palabra clave y aplicable a la situación hispana y que nunca se cura con reducir la actividad cuando lo típico concepto es la caída de la actividad. Pero el texto del editorial se olvida del fondo y cae en la fatal equiparación de encarecimiento con inflación.
 
Lo lamentable es que el error de fondo y origen nos está ofreciendo la solución. En efecto, el BCE no tiene límite en el descenso del tipo de interés, puede bajarlo de la noche al día no al 2% sino al 1% o al 0,5%, como en Japón. Puede prestar al sistema financiero a ese tipo y a plazo largo, pues lo que crea de la nada no se lo tiene que devolver a nadie y precisamente por crearlo de la nada no es suyo. Y tiene que administrar ese poder con criterio de interés público y no privado. Bajar de golpe en un 30 o 40% todos los recibos mensuales de las hipotecas está al alcance de una decisión y esto supondría la reactivación inmediata, fulminante y gratuita de la demanda en dramático descenso. Y se salvarían todos, incluyendo el sistema bancario, que camina hacia la ruina con los impagos masivos. La ejecución de garantías no le serviría de nada: Recordando a Churchill diremos “nunca tantos debieron tanto daño a uno solo”.

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