Solbes y el precio del petróleo: arma de destrucción total

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Cuando se temía que el precio del petróleo llegase a 100 dólares por barril, hemos visto que no sólo llega, sino que lo supera en pocos días. Esta calamidad económica sin precedentes está poniendo de manifiesto, por su alcance continental, un riesgo de caos y ruina como nunca ha existido. Paros en la pesca, en el transporte y en la agricultura, que no nacen tanto como medios de presión cuanto de la incapacidad física de pagar las alzas. Para colmo de males se suma la subida intermitente de las hipotecas por razón del Euribor.
 
Una vez más Sarkozy ve la situación clara y apela al remedio eficaz e instantáneo que es la reducción o eliminación de la carga del IVA sobre el petróleo; y una vez más aconteció, como en el caso del desafío de Sarkozy ante el BCE, que no ha encontrado apoyos en el resto de sus colegas. Y como si quisiéramos figurar a la cabeza del disparate, Solbes se pronuncia tajantemente contra la rebaja de dicho impuesto anunciando medidas alternativas, que no van a dar confianza a la gente por ser desconocidas y futuras, y cuando lo que necesita la gente es recibir la ayuda en el momento del pago, sirviéndoles de poco el “pague usted al instante y ya le devolveremos la rebaja”. El presidente galo, que tiene en su despacho mis informes, sigue viviendo la indiferencia culpable de sus colegas en los demás países.
 
El temor a que la reducción del IVA, que debe ser total e inmediata, perjudique los ingresos del Estado cuando más pueden necesitarse, carece de sentido, pues la rebaja referida se traducirá al instante en compras de mercancías que pagarán IVA. El superávit formado existe para resolver problemas, no para permanecer, pues el Estado no es una empresa privada y debe manejar sus cuentas al margen de las reglas de la contabilidad privada.
 
Un ejemplo histórico aleccionador: en diciembre de 1973 el precio del petróleo pasa de 3 a 11 dólares el barril. Y esto, después de 20 años sin subir, inaugura la crisis energética, iniciándose el periodo sin precedentes de alza intensa de precios con contención intensa de la actividad. Y a esto se le llama estanflación (estancamiento más inflación), concepto que aún no ha asimilado el Sr. Almunia.
 
España ya supo paliar una crisis semejante
 
No existía el IVA, pero, apoyándose en la baratura del producto, se estableció un impuesto especial llamado renta del petróleo. Pues bien, Barrera de Irimo, ministro de Hacienda a la sazón, apoyándose en el sentido común, suprimió de un plumazo aquel impuesto especial, con lo que aplicaba una regla de lógica elemental. Acto seguido, Barrera impuso al Banco de España un aumento espectacular de disponibilidades líquidas, con lo cual logró contener la crisis y mantener el nivel de actividad. Exactamente lo contrario de lo que hace Solbes, cuya nefasta presencia fue denunciada en esta revista hace pocos números.
 
La segunda fase de la alianza tácita entre los gobernantes –que coincide involuntariamente con los fines que busca Bin Laden, cuyo ideal es destruir la economía occidental- es la sumisión a la subida del Euribor. Esta subida la puede cortar en seco Trichet con imitar a la FED bajando al 1 o al 2% y prestando a un año en vez de a siete días.
 
Si esta medida se complementa con resucitar la propuesta de Sarkozy y el tipo oficial de interés baja también al uno o al dos, el respiro será inmediato, formidable y gratuito. Solo hay que vencer la ignorancia doctrinal de los economistas dominantes y hacer a los políticos reaccionar poniéndose al lado del presidente de Francia, que dijo en agosto, refiriéndose al BCE, la independencia no puede amparar la irresponsabilidad.

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