Debo y agradezco mis conocimientos sobre la Escuela Austriaca de la Economía no a la facultad donde me formé y supe librarme de deformarme sino al círculo liberal organizado por los hermanos Reig Albiol, hijos del entonces presidente del entonces Banco Central. A dicho circulo asistí durante varios años y en él me acompañó el actual profesor Huerta de Soto, también amablemente desafiado en mi artículo anterior. El hoy catedrático tuvo en dicho foro sus primeros contactos con la economía y como ocurre con los primeros conocimientos, le marcaron para siempre y hoy se encuentra sin saberlo demasiado iluminado por la referida escuela.
Allí aprendí lo mejor de von Mises, su magistral “Acción Humana”, impresionante canto a la virtud de la libertad en todos los ámbitos y en especial en el de la economía. Pero la obra está escrita sin haber conocido la de Keynes y despacha la obra de éste con dos líneas: “Keynes solo ha hecho dotar de más presentabilidad las teorías placenteras”. No supo pasar de este dicterio, como sus seguidores de hoy solo se defienden del keynesismo-funesismo con dicterios y casi insultos como estos: “odioso modelo”, “arrogante fantasía”, etc.
Otro austriaco, Hayek, en su “Constitución de la libertad” prueba su ignorancia afirmando “que la mejor política monetaria es la que no existe”. No se da cata de que es imposible la inexistencia de política monetaria cuando toda la moneda que circula desde hace 70 años y para siempre jamás, es y será fruto de una imprenta que produce cuanto se le pida el que la maneje. Lo que haría Hayek y sus seguidores es precintar la referida imprenta y mantener en circulación el dinero que hasta ese momento se hubiese emitido, con lo cual están aplicando una política monetaria fundada en la cuantía fija de la oferta de dinero.
Y como tal política la habrían aplicado en cualquier momento anterior están diciendo que toda la moneda que circula está sobrando. La suya también es política monetaria, solo que política monetaria fundada en el crecimiento cero con carácter retroactivo de la creación de moneda.
Pero el liberal más importante y más reciente no ha mucho tiempo fallecido es Milton Freidman con el cual tuve contactos personales, directos y amplios en uno de los foros que organizaba en los años 60 el grupo MUNDO. En dicho debate estuvieron presentes y en parte participantes economistas de nivel como Alejandro Pedrós, Narcis Serra y otros. Conseguí que Friedman admitiese lo que con el tiempo yo llamaría Principio de Financiación Creciente, a saber: “La financiación previa, abundante y barata es condición necesaria y en general suficiente para la abundancia y baratura de las cosas”. Aceptada esta tesis por el último y más importante austriaco de nuestro tiempo, me ofreció la siguiente corrección: “Acepto su principio, pero propongo que los incrementos interanuales de financiación que usted pide se hagan por ley previamente promulgada para evitar los abusos que los gobiernos siempre podrían hacer de su principio”.
Aceptando yo lo que la sugerencia de Friedman tenía de freno a los abusos respondíle que con tal corrección se caería en el error de que la ley en sus previsiones no coincidiera en su tolerancia emisora con lo que en cada circunstancia se precisa. Esta lección de un austriaco empedernido pero inteligente, no la conocen según todos los indicio ni Carlos Rodriguez Braun ni Jesús Huerta de Soto. Entre las páginas 31 a 54 de mi libro “La lucha de clases en el siglo XXI: Visión política de las crisis de nuestro tiempo” (Editorial ESIC, 1997) tienen fielmente recogido aquel inolvidable debate.
Observación final: la práctica del keynesismo obliga a perpetuarla, según sus detractores y yo respondo: si mediante dicha perpetuación se vive cada vez mejor, tendré que agradecer dicha permanencia. Y lo que la historia demuestra, otro punto que no ven los austriacos, es que a plazo medio y largo, lo que llaman inflación coincide con la mejora del nivel de vida. Repito mi oferta de debate en cualquier medio. Yo perfeccionare mi sistema y ellos se librarán de los errores que cometen cuando frente a la escuela keynesiana-funesiana no tienen otra defensa que la de rehuir el encuentro doctrinal. Estos dos artículos sobre la escuela austriaca han nacido de otros dos publicados en la revista LIBERTAD DIGITAL con fecha cuatro de abril del año actual.