Autor:

Juan Pablo Vitali

Los exitosos autores… de los que nadie jamás se acordará

El "Show System" o el Gran Circo cultural

por JUAN PABLO VITALI

Si bien todos los hombres y los libros algún día llegarán a su olvido, siempre estarán los escritores que participaron a través de la cultura de algo sagrado y superior, y los otros, los que sirven para hacer al hombre más miserable y para revolcarse cada día en su acendrada miserabilidad en nombre de la cultura del sistema que los mantiene y los difunde.

El espíritu de Europa

por JUAN PABLO VITALI

Los que estamos lejos, tenemos respecto de Europa algo así como la fe del converso, que puede ser más fuerte que la de los que se encuentran en el núcleo territorial original. Me gusta eso de tener que mantener a puro espíritu, la conciencia de la gran Europa perdida, de la cual sus territorios ultramarinos siempre formaron parte culturalmente, aunque hoy con plena independencia política. Lamentablemente, esa independencia se ha convertido también en alejamiento.

A propósito de la gripe porcina y sus miedos

Y la peste llegó

por JUAN PABLO VITALI

Pandemia podría ser el título taquillero de una película de ciencia ficción. Pero no, es la realidad. Aunque al parecer, las personas piensan que todo se soluciona con una mascarilla. Usaremos pues una mascarilla –si lo conseguimos porque se han agotado– y en unos cuantos días todo volverá a la normalidad.

Que los términos malditos no le espanten, oiga

Seamos revolucionarios. No reaccionarios

por JUAN PABLO VITALI

Se impone que todos los preocupados por la pérdida de la identidad, la busquemos en lo grande, no en lo pequeño. Ser reaccionarios es lo más torpe que podemos ser para defendernos. Todos los reaccionarios terminan reaccionando contra sí mismos. Ampliemos nuestro espacio.

Pero los hay que se complacen en ello

Los carcomidos disfraces del pasado

por Juan Pablo Vitali

La acción política y cultural es sencilla, profunda y cotidiana, y la recuperación del alma de un pueblo no está en el disfraz o en el impulso caprichoso, sino en el trabajo constante de generaciones, sin disfraces, vestidos normalmente, pero convencidos de la vitalidad esencial de nuestra identidad y de nuestra difícil lucha, a cada paso.