Esa luz incandescente a la que llamamos "lo sagrado"

El arte, que fue nuestra forma de rezar, también se olvida. Los poetas escriben para los dioses que vendrán, dentro del círculo de fuego del tiempo. Pero ningún hombre los reconoce. Lo sagrado es el camino por donde transitan los dioses. El espíritu es el espejo de lo sagrado.

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“Aquello que permanece lo fundan los poetas.”

 

                                                                                   Friedrich Hölderlin
 
“Solamente un dios puede salvarnos. Sólo nos queda como última posibilidad, preparar en el pensamiento y la poesía una disponibilidad para la aparición de un dios, o para la ausencia de dios en nuestro declive.”
                                                                                     
                                                                                     Martin   Heidegger
 
Hablar de lo sagrado puede parecer una pretensión excesiva. Pero no hay otro modo de abordar ciertos temas.
 
La muerte del espíritu, la oscuridad de un mundo sin dioses, o lo que es peor, con dioses cuya única posibilidad de sobrevivir es destruir dioses ajenos, nos lleva a considerar una vez más las consecuencias de la falta de sentido de lo sagrado, como forma de alcanzar los planos superiores del espíritu.
 
Hölderlin y Heidegger pedían dioses y poetas. Pedir eso hoy en día atraerá sobre nosotros la mirada reprobatoria de algunos y la total indiferencia de la mayoría. Y lo peor es que no somos Hölderlin ni Heidegger. No hay ya hombres como ellos, dignos de la altura de sus dioses.
 
Nuestro declive acontece sin dioses ni poetas, ni héroes que puedan convertirse en dioses.
 
El arte, que fue nuestra forma de rezar, también se olvida.
 
Los poetas escriben para los dioses que vendrán, dentro del círculo de fuego del tiempo. Pero ningún hombre los reconoce.
 
Lo sagrado es el camino por donde transitan los dioses. El espíritu es el espejo de lo sagrado.
 
Los poetas son quienes conocen el nombre de cada principio, porque para recomenzar, se necesita decir un nombre hace mucho olvidado.
 
Y del horror volverán nuestras almas inmortales, cuando el espíritu encuentre nuevos hombres para renacer.

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