Una cosa es la política, y otra la politiquería
Sabemos lo que es la política hoy. En ese sentido la política es un asco. Sabemos también que sin una base cultural, sin un tipo de hombre determinado, a la larga ningún programa ni partido dará resultado, ni alcanzará objetivos patrióticos, sociales, culturales, etc. Sin embargo la política existe y la hacen otros. De aquellos que podemos denominar "los nuestros", son pocos los que se embarran los zapatos en la política.
Dios los cría y ellos se juntan
Venimos viendo aquí y allá comentarios sobre la apertura capitalista en Cuba: ¡El socialismo de los socialismos, el ejemplo revolucionario con el que nos agotaron los ideólogos, de esos que no se equivocan nunca! Se exportaba la revolución a sitios lejanos como el África o se la infiltraba en sitios donde ya había una revolución nacional y popular, aunque siempre equivocada según los misteriosos y esotéricos popes del marxismo.
Con motivo de haber dejado cabos sueltos en el anterior artículo sobre los intelectuales, y sin pretender más que aclarar y profundizar el sentido de lo dicho y no agotarlo, ahí van algunas consideraciones más.El uso del término intelectual se hace tan amplio e intocable que criticarlo nos hace aparecer como si estuviéramos atacando a todo el que se dedica a pensar o a reflexionar, y a todos aquellos que trabajan en actividades que no demandan un compromiso físico sino mental. No es así. Me refiero en el artículo anterior a la acepción precisa de intelectual que desplazó y arrinconó al sabio, al filósofo, al creador, al genio.
Las cosas del espíritu son a veces insondables. Y aunque un hombre busque en la soledad un camino espiritual, siempre el medio y el tiempo en que ha nacido influyen en él, lo condicionan en diversa medida. Lo que recibe y lo que da, está en relación con el mundo que lo rodea. Su conducta es un espejo de sus dioses y de su comunidad. No puede ser de otro modo, porque por más independiente que sea una persona, lo que encuentra en su búsqueda lo ha aprehendido del mundo que lo rodea. Por eso la búsqueda de una persona con inquietudes, se hace tan difícil hoy en día, en especial en eso que llamamos Occidente: una tierra que se niega a dar más al espíritu.