En Cataluña ya tienen lo suyo los profesores y no se arma lo de Madrid. Todavía recuerda uno la huelga de Metro y otras salvajadas. Sólo hay que contemplar el panorama de la piel de toro, que casi se puede ver en el horizonte a gigantes de corbata segando los campos con la hoz, y hasta con el martillo. Nunca fue tan apropiado el himno de Els Segadors y, sin embargo, no trasciende.
He aquí un texto, anónimo, como corresponde en estos casos, que está circulando como la pólvora por la Red. Lo reproducimos para mayor regocijo y reflexión de nuestros lectores, quienes podrán así forjarse una mejor idea, aparte de otras similitudes políticos, acerca de los vínculos culturales y familiares de quienes nos gobiernan hoy en nombre del progreso, la democracia y la igualdad. Y como siempre: no se olviden de hacerlo circular. Es la mejor forma de dar a conocer "El Manifiesto".
Tragedia en dos actos
Desde el Imperio Romano ha funcionado a la perfección el viejo lema de "populus anem et circenses", ¡al pueblo pan y circo! El ciudadano no piensa, no siente, no se revela ante nada ni ante nadie mientras "Papá Estado" le proporcione pan para comer y circo con el que distraerse. Y así ha funcionado durante siglos. El capitalismo y su versión más moderna y deshumanizada, el neoliberalismo, ha ejercido a la perfección este aborregamiento consentido –tácita o explícitamente–de las masas.