¡Quién mejor que Alain de Benoist, bien conocido por nuestros lectores, para ilustrarnos sobre el actual panorama político de Francia, a las puertas de lo que pudiera ser algo parecido al inicio de un cambio de Régimen?
No deja de tener grave acento paradójico, como exponente de los tiempos de ignominia que vivimos, la excusa que el gobierno y su príncipe andan buscando para amordazar a los medios que no los abanican.