Ahora que ya se ha terminado ARCO

En esta casa que es EL MANIFIESTO existe una vieja tradición: dedicarle cada año un articulito a la feria de marras.

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Ahora que ya se ha terminado la feria “artística” de este año, lo mejor que podríamos hacer sería pasárnosla por el arco del triunfo y no mencionarla siquiera.

Sucede sin embargo que en esta casa que es EL MANIFIESTO existe una vieja tradición: dedicarle cada año un articulito a la feria de marras, no nos fuera a pasar lo que a todos: metidos en el trajín de los mil agobios que nos asfixian, todos —hasta los mejores— se olvidan de lo que constituye sin duda el hecho clave, en todo caso el más significativo, de nuestro tiempo. Por primera vez en la historia y sin que nadie le preste la menor atención —¿o habéis oído a un solo partido indignarse por ello?—, la fealdad se ha convertido en nuestro signo. Las tres fealdades juntas: la artística, la urbanística y la del medio ambiente (sólo se salvan los venerables cementerios que son los museos en los que se honra la belleza del pasado).

Hablemos pues de ARCO. Nos sentimos tanto más obligados a ello cuanto que en nuestra anterior CARTA CONFIDENCIAL habíamos anunciado que hablaríamos de tal feria mercantil en el número que acaba de salir hoy mismo. Pero hemos incumplido nuestra palabra. Había otras noticias mucho más graves y horripilantes en materia “artística” (no dejen de verlas, vale realmente la pena), al lado de las cuales los esperpentos de nuestra madrileña feria hasta parecían peccata minuta. Además, tampoco había gran cosa reseñar:

Todo es siempre monótona, cansinamente lo  mismo. Lo feo no conoce la innovación

todo es siempre monótona, cansinamente lo  mismo. Lo feo no conoce la innovación.

Lo único que sí vale la pena reseñar es la experiencia que, grabada por Tele5, ha sido efectuada contando con la participación de unos jóvenes niños. Tal vez la conozcan ya ustedes. Pero aun en este caso, es tan interesante dicha experiencia que constituye un auténtico placer volver a verla.


La única obra digna de admirarse en ARCO

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