Los señores del dinero quieren ser también señores de la tierra. Ello da un color muy singular a ese mandamiento predicado desde Davos: «no tendrás nada y serás feliz».
“La revolución cultural nihilista que caracteriza a nuestro tiempo no es una subversión contra el poder establecido, sino al revés, un instrumento a su servicio, un arma en manos de los que mandan”.