Alcaldesas, perdón, aunque también corren por ahí ejemplares del postergado sexo (“género”, lo llaman) antaño denominado viril (epíteto que en nuestro feminizado mundo resultaría, es cierto, totalmente ridículo). En cuanto al otro epíteto, el que alude al rojo colorido, ahí los interesados no rectificarían nada . O sí, pues no les hace maldita la gracia que, sacándoles los colores, se les recuerde su pasado…, suponiendo que no sea también su presente. Desde hace años, desde que los comunistas españoles pasaron a denominarse “Izquierda Unida”, la bandera roja ha quedado casi abandonada del todo (prefieren la republicana); la hoz y el martillo ha sido escondida en el armario; “el proletariado”, sustituido por “la gente”; la “lucha de clases”, arrinconada; “la revolución”, olvidada.
¿Alcaldes rojos?
Alcaldesas, perdón, aunque también corren por ahí ejemplares del postergado sexo ("género", lo llaman) antaño denominado viril (epíteto que en nuestro feminizado mundo resultaría, es cierto, totalmente ridículo).
Alcaldesas, perdón, aunque también corren por ahí ejemplares del postergado sexo (“género”, lo llaman) antaño denominado viril (epíteto que en nuestro feminizado mundo resultaría, es cierto, totalmente ridículo). En cuanto al otro epíteto, el que alude al rojo colorido, ahí los interesados no rectificarían nada . O sí, pues no les hace maldita la gracia que, sacándoles los colores, se les recuerde su pasado…, suponiendo que no sea también su presente. Desde hace años, desde que los comunistas españoles pasaron a denominarse “Izquierda Unida”, la bandera roja ha quedado casi abandonada del todo (prefieren la republicana); la hoz y el martillo ha sido escondida en el armario; “el proletariado”, sustituido por “la gente”; la “lucha de clases”, arrinconada; “la revolución”, olvidada.
Todos los artículos de El Manifiesto se pueden reproducir libremente siempre que se indique su procedencia.
¿Te ha gustado el artículo?
Su publicación ha sido posible gracias a la contribución generosa de nuestros lectores. Súmate también a ellos. ¡Une tu voz a El Manifiesto! Tu contribución, por mínima que sea, dará alas a la libertad.
Quiero colaborarOtros artículos de Javier Ruiz Portella
- Fernando
- ¿Semana Santa? ¿O Semana Sagrada?
- La llaman «libertad de expresión». Y nadie se ríe
- Ese hondo olor a puchero
- Nada es más maléfico que un político. Pero ¿quién entonces gobernará?
- Con sólo quererlo, la infanta Elena podría reinar
- Los woke siguen enloquecidos contra Beethoven
- Se abrió el melón de Meloni. Y era pepino
- Las élites y el pueblo
- Por primera vez en nuestra historia se prohíbe a Homero
- ‘La Marcha Triunfal’. Eran otros tiempos los de 1892
- El iliberalismo, esta esperanza
- ¿Pedir perdón?
- 28 de octubre de 2022. Cien años de la Marcha sobre Roma
- El último delirio antiblanco: prohibir a Beethoven