Pocos minutos antes de las 10 de la mañana, un reducido grupo de altos funcionarios del Partido Socialista ingresaban en la pequeña sala de reuniones anexa al despacho de uno de sus mandatarios. Allí, un joven de cuidado aspecto y maneras, enfundado en un elegante traje gris marengo, parecía terminar de ajustar su ordenador portátil a un proyector. En la pantalla ubicada en una de las paredes aparecía una diapositiva donde podía leerse: “Cuadro de Mando. Resultados provisionales de la campaña de posicionamiento del Partido Popular”.
“Como recordaréis -comenzó diciendo-, recibimos de la dirección del Partido el encargo de diseñar una estrategia para que el PP, nuestro principal oponente electoral, se viese obligado a abandonar su discurso centrista, que tantos contratiempos nos ha ocasionado en el pasado, para dejar ver su verdadero rostro: el de la “derechona” tradicional.
Recordaréis también que diseñamos un esquema con base en tres ejes: nación, religión y vinculación sentimental del PP con el régimen de Franco.
Por lo que se refiere al primero, podemos concluir que los acuerdos alcanzados con nuestros socios nacionalistas predispuso al PP para asumir la defensa de la unidad nacional y otras zarandajas muy del gusto de la derecha real. Sin embargo, fue necesario insistir en esta línea tensando la actitud del Gobierno frente a la AVT. Gracias a esa táctica tan arriesgada conseguimos, sin embargo, llenar Madrid de banderas de España y otras sacadas de lo más hondo del baúl de los recuerdos. La televisión hizo bien su tarea y conseguimos trasladar en alguna medida un cierto tufillo “facha” a las concentraciones.
En segundo lugar, la aprobación de una serie de leyes progresistas motivó un tímido apoyo del PP a la Iglesia en el caso de la Ley de Matrimonios Homosexuales, y decidido en el caso de la Educación para la Ciudadanía. Gracias al apoyo incondicional de la COPE a los postulados del PP, la identificación entre los populares y la Iglesia ha quedado establecida.
Finalmente, no tenemos muy claro que la Ley de Memoria Histórica haya producido los efectos deseados ya que el PP no se ha dejado atrapar en la trampa (oponerse a dicha Ley implica un apoyo implícito al régimen de Franco) y ha respondido con inteligencia al envite, planteando la disyuntiva en términos temporales y acusándonos de ocuparnos más del pasado que del futuro.
Hemos de concluir, en consecuencia, que si bien la estrategia utilizada debe haber calado en la opinión pública, no podemos prescindir en la campaña electoral que se avecina de cargar nuevamente las tintas sobre la Guerra de Iraq y la sentencia del 11-M”.
No hubo preguntas.