Un retrato psicológico de Zapatero (2)
ANTONIO MARTÍNEZ Ahora que José Luís Rodríguez Zapatero acaba de ganar sus segundas elecciones y sabemos que, si Dios no lo remedia, lo tendremos como presidente del Gobierno al menos cuatro años más, puede ser oportuno echar la mirada atrás y, a la vista de sus actos, preguntarnos qué tipo de hombre es el político que tiene en sus manos el timón de nuestro país. Una retrospectiva especialmente necesaria por la naturaleza en cierto sentido enigmática del actual líder del PSOE, que hizo que, en su momento, Time lo calificara como “político zen”. Una mentalidad adolescente
Una mentalidad adolescente
ANTONIO MARTÍNEZ Ahora que José Luís Rodríguez Zapatero acaba de ganar sus segundas elecciones y sabemos que, si Dios no lo remedia, lo tendremos como presidente del Gobierno al menos cuatro años más, puede ser oportuno echar la mirada atrás y, a la vista de sus actos, preguntarnos qué tipo de hombre es el político que tiene en sus manos el timón de nuestro país. Una retrospectiva especialmente necesaria por la naturaleza en cierto sentido enigmática del actual líder del PSOE, que hizo que, en su momento, Time lo calificara como “político zen”.
ANTONIO MARTÍNEZ La revolución de los valores que ansía el progresismo contemporáneo quiere desnaturalizar a la mujer, desvincularla de lo más íntimo de su ser femenino. La mujer actual debe desembarazarse de esos tópicos que, supuestamente, quieren “liberarla”, pero que, en realidad, representan una cruel agresión contra lo más íntimo del alma femenina. Debe atreverse a volver a ser una mujer “tradicional”, pero serlo de una manera actual y moderna. No se trata de que las mujeres dejen de ser mujeres, sino precisamente de que vuelvan a serlo.
ANTONIO MARTÍNEZ Cuando se habla de la crisis del sistema educativo, suele pasarse por alto que, en último término, la raíz de tal crisis se encuentra en el nihilismo de una sociedad que ya no posee ninguna convicción profunda sobre la vida, el mundo y la cultura. Sumergidos como estamos en este clima nihilista, no debe extrañarnos que nos propongan suprimir los vestigios de cultura tradicional en el sistema educativo y sustituirlos por el conocimiento puro y duro de las nuevas tecnologías. O por “inglés y sociedad de la información”.