En este artículo publicado en "Libertad Digital" el conocido analista liberal José María Marco aborda la cuestión de la posible constitución, al socaire de la crisis, de un partido "populista" que, como señala oportunamente, "sería automáticamente calificado de extrema derecha, [aunque] no tendría por qué serlo, como no lo han sido otros partidos aparecidos con motivos similares en algunos países europeos. Les ha caracterizado algo que no gusta a las elites […]: el populismo, que se proclama ajeno a las clasificaciones políticas tradicionales en izquierda y derecha". No por ello parece el autor adherir a tal posibilidad, lo cual no es una razón para que quienes sí adherimos a la misma dejemos de considerar con aprecio tales reflexiones.
Si hasta Sarkozy lo dice…
Cuando la actual debacle financiera hace estremecer a los pobres comentaristas liberales que no saben dónde ponerse; cuando hasta un Sarkozy habla de refundar el capitalismo o declara que "la ideología de la dictadura de los mercados ha muerto con la crisis financiera": cuando tan extraordinarias cosas suceden, bueno es escuchar a Alain de Benoist: alguien que sí sabe dónde ponerse: ahí donde siempre estuvo, rechazando el socialismo, denunciando los desmanes del capitalismo y previendo su actual crisis estructural.
Segunda parte de un análisis a fondo
La Gran Implosión del pancapitalismo financiero, se decía en la entrega anterior, ha tenido el doble mérito de plantear las preguntas profundas y de demostrar que ni los gurús de la economía ni los empresarios rampantes ni la clase política mediática atinan con una respuesta coherente. Preguntas cuya respuesta se condensa en este párrafo: "Se advierte que la desrazonabilidad anida en la propia Razón, y que es posible morirse de Progreso. La reaparición, bajo diversas advertencias, del sentido del límite, de un nec plus ultra opuesto a la superstición progresista, resulta el síntoma más claro del fin de la Modernidad". Y preguntas que quedan quintaesenciadas en estos versos premonitorios de T. S. Elliot: "Así termina el mundo/ no con un estallido sino con un quejido".
Y no es broma, oiga
Primera parte de un análisis a fondo
La Gran Implosión financiera originada en los Estados Unidos, con un efecto pandémico y pandemónico, de alcance global en el más redondo sentido de la palabra, tiene a su favor, por lo menos, el haber despertado el ansia de respuestas profundas. Las preguntas acerca de lo que pasa y de cómo salir del hoyo que se ahonda no han sido hasta ahora satisfechas, por lo menos en lo que toca a los niveles dirigentes.