No hay mal que por bien no venga
El crack abre la esperanza de acabar con el actual orden del mundo
Lo que convencionalmente llamamos "crisis" es, en realidad, una agitación aqueróntica que sacude y seguirá sacudiendo desde su fondo mismo la occidentalidad moderna, que se presentaba como el paradigma final de la historia humana. De ese torbellino, pasado por la prueba de enfrentamientos y sufrimientos, deberá asomar un nuevo Nomos u orden de nuestro planeta, cuyo signo y señales de reconocimiento apenas podemos hoy vislumbrar, pero que comenzará por los fundamentos, esto es, la religión, la cultura y la política, los campos más amplios de la vida. Los intentos actuales del tipo G-20 o de escribir un nuevo Bretton Woods dejando lo demás como está resultarán, muy probablemente, "repúblicas de viento", como dijera un poeta.