Reinaldo Rodríguez, presidente de
Desde los tiempos de Arias-Salgado (ministro de Fomento), Pedro de Torres (primer presidente de Retevisión S. A.) o Vázquez Quintana (primer presidente de esta misma CMT), se venía creyendo que el proceso de liberalización de las telecomunicaciones -iniciado en España con una fe neo-liberal sólo eclipsada por el Reino Unido- tenía como objetivos nítidos la creación de empleo y la mejora en términos de calidad y precio de los servicios que la vieja Telefónica venía ofreciendo a las sufridas víctimas de su monopolio.
El espejismo del empleo no tardó en desvanecerse. Lo del interés y preocupación por los usuarios ha durado hasta que Reinaldo Rodríguez decidió sacarnos de nuestro ensueño hace unas semanas.
No son los derechos de los usuarios sino “la competencia” lo que desvela al regulador de las telecos. Obsérvese que esta hipóstasis de “la competencia” supone la total perversión del ideario liberalizador original, que buscaba el beneficio de los usuarios a través de los efectos benéficos de la competencia, y no directamente a las empresas que conforman tal competencia a costa de los derechos y expectativas de los ciudadanos.
Bien mirado, la nueva filosofía regulatoria auspiciada por el presidente de
Por este motivo, las asociaciones de consumidores y usuarios comienzan a desconfiar de las verdaderas intenciones de quien siempre habían considerado como un sincero aliado en su lucha por la mejora de la calidad de los servicios.