Autor:
José Antonio Navarro Gisbert
por
elmanifiesto.com
JOSÉ ANTONIO NAVARRO GISBERT
El dedo pulgar derecho enhiesto de Rodríguez Zapatero, en contraste con los puños en alto acompañando el canto de la vetusta internacional en el acto de la primera jornada del reciente Congreso del PSOE, bien podría haberlo sustituido por el dedo corazón erecto, en señal del nuevo rumbo de un partido evolucionando desde el marxismo a la socialdemocracia para culminar la trayectoria con la sustitución de la ideología por la pura aspiración del poder por el poder. Pura erótica.
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JOSÉ ANTONIO NAVARRO GISBERT
Se ha pretendido sembrar la especie de un País Vasco víctima de una ocupación española. Pura llantina melancólica, falsificación deliberada de la historia. El añorado oasis foral fue compensado satisfactoriamente con el concierto económico. En las guerras civiles del siglo XIX hubo tantos vascos, o más, en defensa de la legitimidad proscrita, representada por los pretendientes Carlos María Isidro y por Carlos VII, como partidarios de Isabel II y de Alfonso XII. Y en la guerra civil de 1936, si se movilizaron cuarenta mil gudaris, frente a éstos lo hicieron sesenta mil requetés.
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José Antonio Navarro Gisbert
JOSÉ ANTONIO NAVARRO GISBERT
Entregado a la lectura de una sugestiva obra de Miguel de Ferdinandy, Carlos V. Su alma y su política (Ed. Áltera), me viene al recuerdo la visita, que casi podría tildarse de peregrinaje, que hice a Yuste, el último aposento del Emperador. Después de las exhaustivas biografías del apasionante personaje de Karl Brandi y de Manuel Fernández Alvarez, poco habría que agregar, con excepción de las dudas acerca de la certeza de las «Memorias», que Vicente Cadenas califica de «supuestas».
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José Antonio Navarro Gisbert
JOSÉ ANTONIO NAVARRO GISBERT
El castellano, como es correcto llamarlo dentro de las fronteras de España, y español cuando las trasciende, goza de buena salud y de perspectivas de imparable crecimiento. Ateniéndonos a la lógica impuesta por la naturaleza de las cosas, los pellizcos de la mezquindad nacionalista periférica con que pretenden tumbar a un elefante, quedará, y si no al tiempo, como materia para una opereta bufa.
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Jose Antonio Navarro Gisbert
JOSÉ ANTONIO NAVARRO GISBERT
Si el lector toma en serio la recomendación de realizar un crucero con la finalidad de desconectarse del asedio cotidiano y aislarse en el inmensidad de los mares, puede llevarse una decepción y llegar al entendimiento de que la inversión efectuada en el periplo era innecesaria para proporcionarle la satisfacción que hubiera tenido de tomar la escondida senda por donde han ido los pocos sabios en el mundo han sido. ¿Les suena? Pues bien, insinuábamos líneas arriba que cuando uno cruza la pasarela de acceso a un barco en pos de un oasis de tranquilidad, ¡decepción!, a partir de ahí todo está programado.
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José Antonio Navarro Gisbert
JOSÉ ANTONIO NAVARRO GISBERT
El corresponsal de Reuter en Moscú fue enviado a Barcelona para cubrir los actos a celebrar con motivo de la primera «diada» después de la muerte de Franco. Le conocí en el transcurso de una cena en El Giardinetto días antes del 11 de septiembre de 1976, presentado por Tom Burns Marañón. Venía el hombre de Reuter de la capital soviética in albis acerca de las circunstancias que hicieron posible la selección de tal día como la fecha cumbre de Cataluña por excelencia.