Autor:

José Antonio Navarro Gisbert

Polémicas españolas de ayer y de hoy

por José Antonio Navarro Gisbert

En los inicios de la década de los cincuenta del pasado siglo España, como concepto, como realidad histórica y como presencia en el presente, fue tema de una jugosa polémica que se definiría en dos enunciados: España como problema, auspiciada por Pedro Laín Entralgo, y España sin problema, afirmación acuñada por Rafael Calvo Serer.

Prometeo y el bombero pirómano

por José Antonio Navarro Gisbert

En el episodio anterior "El congreso en llamas", Juan Pérez concluye un tormentoso día en que producto de una serie de vicisitudes toma la trascendental decisión de incendiar la sede de los Señores Diputados. Producto de una reflexión acerca de la inmadurez de su proyecto decide posponer para otro día la idea. En "Prometeo y el bombero pirómano" con el auxilio providencial de Paco Gómez, vuelve con renovado brío a poner en marcha su decisión justiciera.

Nada nuevo bajo el sol

por José Antonio Navarro Gisbert

Del proverbio atribuido a Salomón Nihil novum sub solem, nada nuevo bajo el sol, emana la sabia certeza de que en la Historia, como en la vida del más común de los mortales, la repetición de situaciones homologables entre sí, es una constante.

El Lazarillo de Tormes encuentra a su padre

por José Antonio Navarro Gisbert

La solución al enigma que mantuvo en el anonimato al autor de La vida del Lazarillo de Tormes, de sus fortunas y adversidades da pie a plantear una pregunta: ¿Por qué su autor no puso firma a esta obra excelsa de la literatura española? La hipótesis de la autoría de Diego Hurtado de Mendoza se barajaba desde tiempo inmemorial. El acucioso trabajo de Mercedes Agulló que da solución al enigma con la publicación de A vueltas con el autor del Lazarillo, obliga a plantearse la pregunta esbozada líneas arriba.

¿A que, pese al interrogante, ya han adivinado quién es "nuestro hombre"?

Las cuitas de nuestro hombre en Europa

por José Antonio Navarro Gisbert

La pregonada a bombo y platillo Alianza de Civilizaciones, en trance de disolución como un azucarillo al contacto con el agua, metáfora de la realidad, es una ocurrencia más de quien no carga en sus alforjas otros conocimientos históricos que aquellos que le acreditan un lugar de honor entre la aristocracia de la ignorancia.