La invasión de Europa por las masas del Tercer Mundo sólo es posible porque los inmigrantes indeseables vienen a nosotros armados con nuestra propia lástima.
El izquierdismo, desde épocas paleomarxistas, tiene una obsesión: la igualdad, y me refiero a la igualdad efectiva de los individuos en la esfera económica.
Hasta ayer aceporrados en la mansedumbre y el ocio inane, sectores amplios de las masas han despertado a la acción en efervescencia de una pesadilla órquica.