La gorda Pam de Podemos [y Secretaria de Estado de Igualdad] dice que en el Congreso de los Diputados hacen falta más gordas. Estoy de acuerdo. Pero. Depende. Hay gordas y gordas. Como hay flacas y flacas. Etcétera. Si son como Pam las gordas que Pam quiere traer al Congreso, bien. No cerebralmente, claro está. Cerebralmente, Pam no es nada. Pero. Eróticamente. Pam es mucho. Es el tipo de gordita exuberante de cara de yo no fui (pero todos sabemos que fue ella ¡y que le gustó!). A mí ese tipo de gordas me gustan mucho.
Meterse con ese tipo de gordas en la cama es como meterse con un narval o una ballena beluga
Meterse con ellas en la cama es como meterse con un narval o con una ballena beluga, algo exótico y hasta primoroso. Sin querer por esto ofender a los narvales ni a las ballenas belugas que con toda seguridad son más inteligentes y están más cerebralmente capacitadas para estar en el Congreso español que Pam. Hablo de erotismo, que es el tema que me interesa. Para saber lo que aprecio carnalmente a Pam basta leer su retrato (o lo que sea) en mi libro Eros y política.
Ah, Pam, gorda de mis sueños orondos y de mis despertares embarrados.
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Cartel propagandístico a favor de las gordas editado el verano pasado por el Ministerio de Igualdad y contra la Violencia de Género
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