En su columna semanal de El Cultural, JuanPalomo señala el drama con toda precisión: “El año acaba con la industria editorial bajo mínimos, con caídas de hasta el 40 %... Según la consultora GK, en 2011 los españoles compraron 280.000 aparatos pero sólo 180.000 ebooks. Y es que se va extendiendo una idea mortal, denunciada por José Luis Amores en un texto que ha cruzado como un rayo la Red: “Me compro esto y lo amortizo con todos los libros en papel que voy a dejar de pagar porque son ¡gratis!”.
Bueno, es lo que hay. Las grandes editoriales llevan lustros y décadas fomentando una industria basada en el consumo inmediato de títulos ligeros, compitiendo en primera línea (con las mismas oportunidades que un SEAT Panda contra un Ferrari), en el negocio del entertainment. Han convertido la literatura en ocio finisemanal, la novela en materia prima para el cine de masas, la poesía en sustancia viscosilla para letras de cantautores divinos... Todo lo cual, como es de lógica, ha fomentado la irrupción de un público lector feble, zascandil, ligeramente mitómano, obsesionado con las listas de “más vendidos”, los grandes premios comerciales, deslumbrado por el glamour de autores mediáticos que no saben escribir dos frases sin meter un gerundiazo y no conocen la “o” por lo redondo. Ese público (de masas), puerilizado, mimado en su capricho, halagado y abaratado, va a lo suyo. A ese público que no ama la literatura sino el pasatiempo, le importan un comino el esfuerzo del editor, el trabajo del autor, la profesionalidad del librero, los desvelos de todo un gremio (venerable, por cierto). Pudiendo conseguir de gratis el último best seller, por ellos pueden pudrirse en la humedad de las librerías abandonadas todos los títulos que no les interesan (que son casi todos).
El que siembra, recoge.
Al final, va a resultar que el gorigori de la industrial editorial no llega imparable en oleadas de frivolidad lectora, sino por culpa de una maquinita (también lectora), que va a resultar más lista que todos los editores del mundo.
Con esos lectores y esos éxitos en papel que llevan toda la vida fomentando, ¿qué esperaban en el imperio e-book? Todo gratis y echa el cierre, que hasta aquí hemos llegado.
A modo de ejemplo, y antes de que me cierren el blog por el efecto Sinde, pulsen aquí.
Aquí, en cambio, se puede ver una muy interesante invención en materia de bio-visionado de texto.