Ha ocurrido un montón de veces. Y ahora una más. Una trabajadora de la limpieza del Museo Ostwald de Dortmund estaba tan ricamente cumpliendo su menester cuando, de pronto, percibió unas manchas blancas que ensuciaban un armatoste de madera arrinconado en una esquina. Ni corta ni perezosa, la buena señora se armó de su fregona… y vean ustedes lo que pasó.
Una limpiadora limpia una obra de "arte" contemporáneo
El pueblo trabajador cumple con su deber
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