Banderas del 12 de octubre
Banderas del 12 de octubre
Confidencias de nuestro "garganta profunda"
J.J.E. Nuestro confidente nos lo había soplado en esta misma web, después de la detención de la cúpula de Batasuna: que lo más probable era que ETA intentara matar cuanto antes. Pues bien, ETA lo intentó el martes, pocos minutos después de que el mismísimo Ministro del Interior alertara sobre las posibilidades de un atentado, y poco después también de que el batasuno “Pernando” Barrena anunciara tiempos oscuros. La pregunta es: y ahora, ¿qué? Hemos vuelto a interrogar a nuestro confidente; para saber a qué atenernos.
De hombres de paz a carne de trullo
JJE Todo esto es tan raro que no puede salir bien. Un Gobierno no puede alterar radicalmente la política antiterrorista, dar oxígeno a los secuaces de ETA, patrocinar reuniones con ellos, ceder a algunas de sus exigencias, permitirles incluso optar a fondos públicos, y de repente, a seis meses de las elecciones, darle a todo la vuelta, detener a todos los que temporalmente habían sido hombres de paz para retornar exactamente al mismo punto de partida de 2004. ¿Exactamente? No: durante este tiempo, el Gobierno ha perdido la oportunidad de dar el golpe de gracia a ETA; en vez de eso, la ha revitalizado. ¿Pretenden arreglarlo ahora? ¿Por qué?
Carta del director
Rodríguez Ibarra resucita el debate
JJE Hay bocas que son como volcanes: tan inoportunas como incandescentes. A propósito de la muerte de dos soldados españoles en Afganistán, Rodríguez Ibarra ha sugerido el retorno del servicio militar obligatorio aduciendo que si los ricos fueran a la guerra, esto no pasaría. Es una memez, pura demagogia. Ahora bien, incluso una tontería de este género es apta para suscitar polémicas. De hecho, las ha suscitado: el asunto de la “mili” ha vuelto al tapete en un país que tiene que recurrir a inmigrantes para llenar sus exiguos cuarteles. El asunto merece unas cuantas reflexiones. También merece que cada cual marque su posición. Esta es la nuestra: ¿Mili? No, gracias. ¿Ejército? Sí, por supuesto. ¿Servicios individuales a la comunidad? También, y cuanto antes.
Carta del director
JOSÉ JAVIER ESPARZA En realidad la cosa es aterradoramente simple: la idea de España como nación plural está a punto de desmoronarse. En su lugar asistimos al nacimiento de algo parecido a un Estado plurinacional, en el mejor de los casos, o a una confederación de mini Estados parcialmente soberanos, en el peor. No sólo es grave que España se desvanezca como comunidad política; es igualmente malo que se esfume el proyecto de una nación compuesta, edificada sobre un tejido cultural e histórico heterogéneo. ¿La sedición separatista va a terminar dando la razón al centralismo decimonónico? ¿Realmente hubiéramos debido aniquilar nuestra variedad interior a cañonazos, como en Francia? Pero es que eso ya no sería España. Y entonces, ¿qué hacer?