De cómo lo sagrado se banaliza
Honrad a los muertos, despreciad Halloween
JOSÉ JAVIER ESPARZA España entera se convierte hoy en una cofradía siniestra de gentes disfrazadas como figurantes de una película americana de terror. A esta fiesta, promocionada por el Estado en las escuelas y por los medios de comunicación en las calles, la llaman Halloween y la pronuncian Jalogüín. Es una patente manifestación de hasta qué extremo los españoles hemos perdido nuestra identidad cultural. Y con ella estamos perdiendo, también, una forma particular de entender la muerte: hoy los muertos ya no son parte de la comunidad, sino un repulsivo instrumento de risa morbosa y estremecimiento pueril. Es lamentable.