Andan las progres desmelenadas, al borde del supitipando, con el corazón en vilo y las hormonas al pilpil. Y ellas con estos pelos, descompuestas y sin chulo, arrastrás y sin paganini: Él se va... el macho las deja como rabizas por rastrojo, dicen que enamorado de su mujer (cada uno tiene derecho a sus pequeñas perversiones) y sometido al acoso de la ultraderecha, de una fachosfera anorgásmica y conspirativa. ¡Ay, Antonio!
¡Qué castigo y cómo les gusta! Miles, dicen, de despechadas y despechados se aglomeran en Ferraz pidiendo a Antonio, el Narciso Alfa, que les dé candela, que les reparta estopa, que les tome del brazo y las pasee por la Gran Vía con un mono tití al hombro, como Jarabo hacía con las inglesas en barbecho de las hazas de Chicote. Toda España es un clamor de mal casás y bien pagás; furor uterino y endechas feminazis; Almodóvar llora lágrimas de reina madre y se pregunta quién le pagará su próximo bodrio.
¡Ay, Antonio, dales castigo!
Los menoreros lloran como plañideras en la medina de Marrakech y las funcionarias de Bruselas compran pilas para consolarse vicariamente mientras guardan luto.
¿Se va? ¿No se va? Antonio empaca la guayabera y mete en la maleta el libro que le escribieron y la tesis que plagió.
He aquí los últimos llamamientos a la cordura:
1
Señór Presidente Sanxez:
Los Sicopedagógos pogresistas le escrivimos hesta petizion para rrogarle k nó se balla. Tós los abanzes heducatibos de los ultimos trinta anyos córren peligro de desparezer si ustez nos avandona. Lo consegío dende la LOJSE puhede pèrderse si husté se ba.
2
El Presidente de los Estados Unidos
Mi querido Antonio:
Lamento mucho que las circunstancias te obliguen a dejar el poder. Tengo un excelente recuerdo de tus buenos servicios como sumiller y limpiabotas en la Cumbre de la OTAN en Tijuana. Tú y tus mariachis europeos nos disteis una excelente acogida en aquel horrible museo lleno de pintura supremacista blanca.
Si abandonas tu puesto, cuenta con una plaza en mi servicio doméstico.
Sinceramente tuyo:
Joe.
3
En el nombre de Dios el Clemente y el Misericordioso, Mohammed ibn Hassan ibn Mohammed, Emir de los creyentes y Rey del Gran Magreb.
A mi obediente súbdito, el muladí Antonio ibn Witiza al Oppas: recibo con desagrado tu idea de dejar el puesto que te hemos encomendado de walí de Al Andalus. Si te pagamos a ti y a tu partido es para que veléis por la reconquista pacífica de la península y la extinción progresiva de los infieles. Que Nos sepamos, no te hemos otorgado libertad de decisión alguna.
Si tu intención es abandonar tus responsabilidades, ven a mi corte donde los funcionarios del Majzén te convertirán en Gran Agá de los Eunucos Blancos.
Besa mi mano y pon a mis pies a tu señora.
Antoine deshoja la margarita. No puede abandonarnos. Como dijo el poeta, la Historia de España siempre acaba mal.