Las historias gallegas de Álvaro Cunqueiro
Es la única explicación, creo. Hay autores que necesitan "crear un ambiente" para hacer verosímil y sustentable el fondo de su discurso. De la forzada tenebrosidad romántica a la exuberancia selvática del realismo mágico, conocemos el esfuerzo de notables escritores por crear mundos evocadores, plenos de imaginación y fabulosas pasiones, todo lo cual les exige un esfuerzo estilístico notable, además de cierta argumentación (intratexto o a modo de coda) que "organice" ese gran concierto barroco ofrecido en cada uno de sus libros. Cunqueiro no necesita tanta ingeniería.