¿Por qué nos arrojan al precipicio?
Hace quince años, cuando tenía treinta y era profesor asociado de una facultad de la Universidad de Barcelona presenté una ponencia en el Congreso de Cultura Europea que se celebra, o celebraba, en Pamplona. Se titulaba "Europa: el reto de integrar y conservar una civilización". En esa exposición manifestaba, entre otras cosas, mi idea de la existencia de dos polos sociales que se retroalimentaban: los enemigos autóctonos de nuestra civilización por una parte. Y, por otra, los enemigos de cualquier tipo de integración social de los inmigrantes de otras culturas en la nuestra.