Entendemos por pensamiento débil aquel que relativiza o trivializa un concepto, una idea o un asunto que requeriría una mayor profundidad o rigor al ser dilucidado o expresado. Y dado que este tipo de pensamiento es el más extenso en la sociedad actual, especialmente en la española, voy a intentar analizar, con la participación de los lectores, a los que sugiero que escriban sus ideas en el apartado de comentarios, qué se esconde detrás de ciertos postulados reiteradamente escuchados en la época actual. No haré referencia al relativismo de los intelectuales progresistas porque este ya está cargado de tanta manipulación, y segundas intenciones, que no es necesario ni desgranarlo. Vayamos entonces a preceptos defendidos con "enjundia" por parte del pueblo llano y de sus clases medias.
"Nacionalista europeo": la mejor forma de combatir los nacionalismos
Soy un nacionalista europeo, sin ambigüedades, sin fisuras, un demócrata social-conservador que cree en esa nación de naciones que, a pesar o gracias a su turbulenta historia, se constituye con todo su esplendor como faro del mundo. Siento pasión por estas tierras, por sus gentes, por la diversa pluralidad de manifestaciones de una misma cultura. Cultura que nace en Grecia y que arraiga en el judeocristianismo y que ahora mismo está en peligro de derrumbe.
En torno a la manifestación contra "la puta Espanya"
De entrada mis respetos a toda posición nacionalista o independentista, sea catalana, vasca o gallega. Esta ideología es tan legítima como cualquier otra ideología democrática, y esto lo afirmo honestamente, sin ambigüedad alguna. El nacionalismo, por otra parte, permite el mantenimiento y la proyección de las lenguas, las culturas y las identidades de sus territorios.Pero una cosa es que los nacionalistas aspiren al máximo autogobierno y a la máxima soberanía y los independentistas a la construcción de un Estado propio, y otra muy diferente es que el presidente del gobierno de una nación con más de quinientos años de historia active subterfugios y elabore operaciones políticas que conduzcan a la nación al mayor declive que haya ocurrido en los últimos siglos.
La casa era magnífica. Había costado cientos de años construirla. Tenía diferentes espacios claramente diferenciados, salones, baños y una enorme biblioteca con magníficas obras literarias y de cuyas paredes colgaban auténticas obras de arte. Dos alas distribuían las habitaciones, decoradas cada una de un modo exclusivo y original.