¿Por qué nos arrojan al precipicio?

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Hace quince años, cuando tenía treinta y era profesor asociado de una facultad de la Universidad de Barcelona presenté una ponencia en el Congreso de Cultura Europea que se celebra, o celebraba, en Pamplona. Se titulaba “Europa: el reto de integrar y conservar una civilización”. En esa exposición manifestaba, entre otras cosas, mi idea de la existencia de dos polos sociales que se retroalimentaban: los enemigos autóctonos de nuestra civilización por una parte. Y, por otra, los enemigos de cualquier tipo de integración social de los inmigrantes de otras culturas en la nuestra.

Hoy sigo pensando lo mismo, sigo defendiendo nuestra identidad cultural y colectiva y sigo defendiendo el derecho y la obligación de cualquier inmigrante legal que viva entre nosotros a integrarse en nuestra sociedad a través de la adaptación a nuestra cultura, y por tanto a partir de ahí, de gozar de los mismos derechos y deberes. Resumiendo: —si eso es lo que viene— a una sociedad multirracial y no al multiculturalismo. Sé que para algunos eso me convierte en alguien de izquierdas, y para otros en alguien de extrema derecha, depende de la perspectiva desde la que se mire. En todo caso yo me defino como demócrata, liberal-conservador, identitario y pro-integrador de todas aquellas personas legalmente establecidas en nuestro territorio, vengan de donde vengan, que tienen la voluntad y quieren hacer el esfuerzo de integrarse.
Después de este preámbulo aclaratorio, desearía centrarme en aquel apartado de mi ponencia en la que hablaba de lo que llamé el polo “pasivo-agresivo”, polo al que hoy, sin eufemismos, llamaría el polo de los traidores.
Y ¿quiénes son los traidores? Voy a especificar un poco más para no utilizar exclusivamente el socorrido término de la progresía, aunque buena parte de la argumentación se resume en ese concepto.
Los traidores son aquellos que, dada su inteligencia, que la tienen, saben que todas las medidas sociales y políticas que auspician, llevan a medio o largo plazo al derrumbe de una sociedad, de una nación o de un colectivo humano.
Es cierto que también existe el prototipo del buenista memo que, llevado por un sentimentalismo propio de un culebrón vespertino, considera que todos somos hermanos y que la humanidad es una sola… y esa serie de estupideces que les llevan a una visión de la realidad propia de Heidi o a, por ejemplo, estar secuestrados poniendo en peligro sus vidas y teniendo a la diplomacia de un país trabajando contrarreloj porque a los nenes les dio por hacer de Reyes Magos. Pero éstos no son los traidores, éstos son otra cosa. Y deseo sinceramente que haya un buen desenlace y salgan sanos y salvos.
Los traidores son maquiavélicos y no parten del amor como inicio de sus obras, parten de la rabia y el odio. Esta afirmación justamente por contundente voy a tratar de demostrarla. Seré breve y lo haré a través de algunas preguntas.
·         ¿Saben cuántos niños y adolescentes viven casi solos (los padres nunca están en casa) en nuestra sociedad?
·         ¿Saben cuántos adolescentes viven en un estado de apatía y desmotivación, recurriendo a las drogas, a la adicción a internet, apenas saliendo de su habitación?
·         ¿Saben cuántos abortos de embarazos no deseados se producen al año?
·         ¿Saben el sufrimiento de empresarios y autónomos que a toda costa pretenden mantener sus empresas y puestos de trabajo y que son ahogados por los impuestos y por el impago de las administraciones públicas?
·         ¿Saben lo destructivo que es un divorcio caprichoso para los menores de catorce años?
·         ¿Saben lo que significa para un hombre o una mujer de más de cuarenta años quedarse en el paro?
·         ¿Saben lo que representa atacar una y mil veces nuestras tradiciones, instituciones, señas de identidad, símbolos y el espíritu de nuestra colectividad? ¿Saben que eso significa apagar el espíritu, dejar a las personas huérfanas y deambulando en un mundo sin alma?
·         ¿Saben lo que significa la pérdida del principio de autoridad en la familia y en la escuela? ¿Saben que la falta de límites dejan a los individuos al capricho del sistema nervioso vegetativo y que la razón y la templanza apenas podrán regir la vida de esa persona en la edad adulta?
·         ¿Saben lo que representa sacrificar tu cultura para tener que adaptarte a las culturas foráneas? (Aunque también sea interesante conocer intelectualmente las otras como una aportación más al conocimiento.)
·         ¿Saben lo que representa de cara al futuro para una sociedad civilizada y supuestamente avanzada convertir a sus varones en corderitos sumisos y acompaña-niños en medio de un planeta aún muy primitivo y salvaje?
·         ¿Saben que la justa y necesaria igualdad social y profesional de la mujer en todos los ámbitos no excluye la diferencia de rol biológico entre padre y madre en el cuidado de los hijos (se pongan como se pongan)?
·         ¿Saben que Europa es cada vez menos competitiva, que la India, China y Brasil son potencias emergentes que, dentro de nada, nos empezarán a hacer sombra? ¿Saben que el derroche de dinero de la burocracia y del supuesto Estado de bienestar europeo lleva a la ruina y deslocalización de las empresas?
Y si todo esto lo saben:
·         ¿Por qué atacan a la familia?
·         ¿Por qué favorecen el divorcio sin conciencia?
·         ¿Por qué favorecen el aborto libre?
·         ¿Por qué favorecen la promiscuidad con políticas de educación sexual basadas en el egotismo narcisista y en el placer por el placer?
·         ¿Por qué en lugar de forjar hombres y mujeres fuertes, tratan de crear mujeres fuertes a costa de debilitar a los hombres?
·         ¿Por qué derrochan y dilapidan millones y millones de euros en políticas estúpidas, en subvenciones sin fundamentos, en fiestas de toda índole, en más y más burocracia, más instituciones, más políticos, en caprichos de ingeniería política (pongamos la idea de las veguerías catalanas), o en educarnos para que bajemos nuestro perfil vital hasta convertirnos en sombras sin identidad?
·         ¿Por qué quieren, a toda costa, convertirnos en una sociedad multicultural? ¿Por qué tanto interés?
·         ¿Por qué ahogan a impuestos a empresarios y autónomos? ¿Por qué se mantienen felices teniendo al sector productivo de la nación completamente ahogado y teniendo que destruir miles de puestos de trabajo?
·         ¿Por qué quieren que las familias sean lugares sin orden ni concierto donde los que manden sean los hijos, los abuelos desaparezcan y los padres sean ñoños, neuróticos y condescendientes?
·         ¿Por qué no fomentan un espíritu colectivo europeo auténtico (no de ONG), que nos devuelva la ilusión y nos libere de las cadenas de un pensamiento autodestructivo con el que nos han atado durante décadas?
La respuesta es: porque no quieren.
Y no quieren porque a medida que se genera el caos en la psique de los individuos aunque bajo una pátina de sociedad de postal turística el perfil de los políticos es mucho más mediocre y consiguen vivir muy bien a base de tratar de solucionar los mismos problemas que ellos crean. No son políticos al servicio del pueblo, son políticos al servicio de sí mismos y de su caprichosa voluntad.
Y para salir de todo esto no habría que recurrir a ninguna ideología totalitaria, que al final acaba siempre en terror de Estado. Se trataría solo de crear una democracia fuerte, sólida, de clara identidad y firme en sus principios.
Los traidores traicionan a los suyos porque sienten odio por todo aquello que represente un orden basado en principios claros y atemporales y porque desde su debilidad solo les queda hacer el papel de salvadores y reguladores de lo que ellos mismos destruyen. Yo creo que los sensatos somos muchos más, pero nos tienen con el pensamiento amarrado.
Quizás ya estamos demasiado mermados para poder liberarnos.

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