El asesino siempre vuelve al lugar del crimen, dicen, y Gil Manzano, que es asesino del fútbol, decidió volver a Mestalla a terminar de pasar a la historia.
Al final, como ya previno el gran Gödel, todo se resume en una sencilla cuestión de lógica matemática: los números del tendero que Sánchez necesita para alcanzar su investidura.
El izquierdismo, desde épocas paleomarxistas, tiene una obsesión: la igualdad, y me refiero a la igualdad efectiva de los individuos en la esfera económica.
Hasta ayer aceporrados en la mansedumbre y el ocio inane, sectores amplios de las masas han despertado a la acción en efervescencia de una pesadilla órquica.