Domènec Martí i Julià atribuía a los españoles, a diferencia de los catalanes, una acentuada tendencia hacia el crimen, el alcoholismo, la blasfemia y la fornicación. Incluso llegó a escribirse en alguna publicación que se desaconsejaban los matrimonios entre catalanes y españoles, dada la afición de estos últimos a poner los cuernos.