Se tardará varias generaciones en cambiar el régimen alimenticio de quienes llevan cuarenta años tragándose el mismo potito todos los días...
En vísperas del 11 de septiembre, fecha conmemorativa de la lucha de Cataluña por el mantenimiento de la integridad de España bajo la Corona de los Habsburgo, y que ha sido apropiada por el separatismo catalán, bueno es recordar el artículo escrito por el historiador Jesús Laínz con ocasión del 300º aniversario de tal batalla.
Esto de meter a los niños en medio de las disputas políticas es una de las más repulsivas malformaciones del sufragio universal.
Calentitas todavía las celebraciones cervantinas, merece la pena rememorar brevemente la campaña hispanófoba que organizó el catalanismo hace un siglo.
En el estado mexicano de Sonora se prohibió la costumbre de bautizar a los niños con nombres denigrantes, peyorativos o que los puedan exponer a burlas.
Anatole France, que no se caracterizó precisamente por pecar de reaccionario, advirtió hace un siglo sobre esos peligrosísimos optimistas antropológicos que inspiran su acción política, de corazón o de palabra, en la bondad.
