¿Qué derecho tienen dos millones de personas a destruir España contra la voluntad de los otros 45 millones?, se pregunta Jesús Laínz discutiendo con un periodista holandés "consternado por la actitud de la policía" el día del referéndum ilegal.
Unos tienen fe –todo lo fanáticamente que se quiera, pero la tienen–, creen en sí mismos, son austeros, recios, sacrificados, están dispuestos a sufrir y morir por defender lo suyo, y tienen muchos hijos. Los otros no creen en nada, ni en sí mismos.
"Nun puiblu la Mancha´l cuyu nombratu nu sinciu alcordami, nu jaz muchu tiempu que vivía un jidalgu de los de lanza´n astilliru, adarga antiga, rucín esgalaciáu y galgu correor."
El multiculturalismo ha fracasado por ser contrario a la naturaleza del hombre, aunque demasiados sigan sin enterarse, o más bien sin querer enterarse.