SATÁNICO PADRE que está en Roma: le escribo para solicitar la canonización del hombre que en estos momentos desgobierna España. Me acojo, para ello, al derecho que me otorga mi condición de cristiano. No lo soy por mis creencias ni por voluntad propia, pero sí por haber sido bautizado hace ya 82 años en el Madrid de las checas, los bombardeos y la quinta columna. La ceremonia fue clandestina, pues no corrían entonces buenos tiempos para la Iglesia cuyos dogmas, doctrina y tradiciones conculca usted con meritorio tesón. Vino a casa un fraile franciscano y derramó sobre mi cabeza, entre susurros y latines, lo que entonces se llamaba agua de socorro. Tengo entendido que el sacramento al que aludo imprime carácter, así que cristiano sigo siendo, quiéralo o no, hasta que me llegue la hora de la extremaunción. Cuentan que con dos milagros basta para canonizar a quien sea. El futuro san Sánchez cuenta ya con ese par de credenciales. Primer milagro: ha conseguido que resucite y vuelva a ser en toda España motivo de loas y de befas el Caudillo que la gobernó durante ocho lustros y que tan buenas migas hacía con su Iglesia. Muerto estaba y olvidado. Los jóvenes ni siquiera sabían quién demonios fue y ahora hablan de sus hazañas o de sus fechorías, según las miren, hasta los arrapiezos que consumen botellón. Desde que el Nazareno resucitó a Lázaro no había vuelto a producirse un portento similar. El segundo milagro lo es también de resurrección: la de las viejas palabras que según el mayor de los Machado han de volver a sonar, la de Vox, la de la España de las banderas en los balcones
El segundo milagro lo es también de resurrección: la de Vox, la de la España de las banderas en los balcones.
y la de un sentido común que en el país citado, que fuese un día el más católico del orbe, parecía perdido para siempre. Cabría aportar otros milagros del Doctor de la Iglesia in pectore, pero si sólo se necesitan dos, ¿a qué seguir? Lo de doctor, Santidad, va con segundas, aunque no es probable que usted las pille. Abogados del diablo, para cumplir con lo que el Derecho Canónico exige, no han de faltarle. Calculo, a tenor de lo que acaba de suceder en Andalucía y pronto sucederá en el resto del país, que unos 30 millones de compatriotas míos, incluyendo a los catalanes, estarían dispuestos a llevarse las manos a la cabeza, a poner como no digan doñas al nuevo santo y a impugnar la sentencia si Su Santidad insiste en que prospere el proceso de canonización. Formulada queda la demanda. Espero pronta respuesta. El PSOE la necesita.
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