Deberíamos contar los años desde la muerte de Juliano. Lo demás fue caída libre. Claro que hubo obras geniales mientras tanto, pero en un contexto que nunca alcanzó a cambiar el sentido del mundo, la dirección, la caída. El cristianismo fue la piedra atada a cuello de la raza, para que perezca. Lo demás se dio por añadidura.
El capitalismo, el marxismo, pasos de un mismo proceso cristiano, globalizador, unificador de culturas, asesino de espiritualidades, de identidades."Sólo un dios puede salvarnos", dijo Heidegger. No precisó mucho más sus palabras, no hacía falta; para el que pueda entender con eso basta. Para los demás no vale la pena extenderse en explicaciones.
La espiritualidad particular es una visión del mundo, eso determina nuestra forma de actuar. Lo demás son teorías. Perdida la espiritualidad ya no hay identidad.
Cuando una raza decae, se degrada y muere; a nadie se puede culpar más que a ella misma.
Los delirios mesiánicos no son sólo de las religiones abrahámicas. Hay muchos que se creen "esoteristas" y sólo son mesiánicos encubiertos. Gente que genera un mesías alternativo, que enturbia las aguas para que parezcan profundas, que espera en definitiva milagros que en vez de venir del cielo surgen del centro de la tierra.
Este ciclo no tiene retorno. Los partidos disidentes son sólo eso: parte de un sistema, como su nombre lo indica. Cuando van por el número son esclavos del número y terminan abrazados a la cruz o a cosas similares.
Creo en las minorías, en la selecta supervivencia de los mejores, de los conscientes, de los "despiertos" como dice el budismo: religión fuertemente elitista y aristocrática en lo espiritual, aunque en general por caminos individuales, salvo el Zen japonés o en el Tibet, que como se sabe han desarrollado comunidades valiosas.Es curioso como la disidencia está siempre buscando la "culpa" de los otros. Algo típicamente cristiano. Cuando una raza decae, se degrada y muere; a nadie se puede culpar más que a ella misma. Acá no cayó un aerolito que cambió el eje de la tierra. Al menos desde hace miles de años.
Creo en el arte como lenguaje superior, como el lenguaje de los mejores. Nadie determina eso: el arte es como los mejores: se determina a sí mismo. Sólo lo superior puede identificar a lo superior.
Lo inferior no participa de esa misma naturaleza, no la conoce, no sabe que existe.
Lo inferior no participa de esa misma naturaleza, no la conoce, no sabe que existe.
Retirarse a escribir poesía no es más que ser coherente. Lo que no se entiende por el arte, no se entenderá de ningún modo. Por eso los griegos proyectaban su sangre a través de la poesía y la guerra: dos caras de la misma moneda, la única moneda que brilla al sol.
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