Rajoy caerá por el tema de los sobresueldos ocultos, es decir por el caso Bárcenas. Pero ¿por qué hay tanto interés en que caiga? ¿A quién le interesa y a quién no?
Este es un ataque desde la derecha del PP, tanto la de dentro como la de fuera del partido. Pero también beneficia a los socialistas, a Izquierda Unida, no tanto a UPyD y mucho menos a los nacionalistas de Convergència i Unió, aunque sí a los de ERC.
Veamos. Para la derecha de este país, España, Rajoy es un tibio diletante que no hace las reformas estructurales adecuadas para permitir que la nación empiece a respirar y a despegar, independientemente de los estragos sociales que dichas reformas causarían; además consideran que no tiene el fuste necesario para hacer frente a la deriva independentista catalana. No hay que ser un zorro para vislumbrar que el escándalo Bárcenas, vinculado de algún modo con la trama Gürtel, sirve como anillo al dedo para defenestrar a tan parsimonioso presidente que, probablemente, en caso de bonanza habría sido un notable mandatario.
La cuestión es ¿quién está a la derecha de Rajoy y parece más centrado? El “niño viejuno” Gallardón. Es el mejor posicionado y estratégicamente es notable. Gusta a muchos sectores de la población y sería el más aceptado, por cuestiones electorales, para sustituir a Mariano. Esperanza Aguirre gusta a las bases del PP, pero la izquierda sociológica la detesta.
Por tanto lo que se quiere es un presidente de derechas con imagen moderada y que haga las reformas necesarias y se enfrente al nacionalismo independentista. Y Gallardón tiene esa capacidad porque, paralelamente, es suficientemente astuto como para ir aprobando algunas leyes “sociales” que satisfagan al “pueblo”.
Sigamos. Si echan a Rajoy, el partido socialista podrá hacer oposición; de momento no es más que un cambalache entre Mariano y Rubalcaba que no produce nada significativo. ¿Por qué Rubalcaba no ha pedido elecciones y sí cambio de líder? ¿Qué está esperando? ¿Asentar su liderazgo en el PSOE para ganarlas él en el futuro? Creo que es sobradamente inteligente para saber que nunca será presidente del gobierno. ¿Entonces? ¿Cuál es su función? ¿Quién le ha pedido que no haga nada como jefe de la oposición? Porque ¿hay oposición? ¿O la troika exige cambios profundos en España en los que estarían obligados a acceder tanto gobierno como oposición? Creo que es eso, sencilla y llanamente.
La cuestión es que con un gobierno como éste, tan temeroso, el PSOE no puede hacer de partido de izquierdas. Necesita un PP claramente más a la derecha para poder volver a levantar el vuelo como oposición y recoger la tendencia de una parte de la progresía de irse a IU.
¿Y los nacionalistas? Estos están temblando porque saben que si tienen alguna oportunidad la tienen con Rajoy, de ahí que Duran Lleida haya apoyado al presidente frente a Bárcenas, y Mas le haya recomendado “modestamente” que dé alguna explicación. Es decir, no están por derribarle, ¿por qué? Porque probablemente ya esté pactándose una salida digna para ambas posiciones. ¿De qué índole? Intuyo que contrapartidas a cambio de que no se haga el referéndum en Cataluña, o bien un referéndum “light” sobre alguna cuestión poco vinculante. Pero si cambian a Rajoy y sube otro líder, apoyado por Aznar, Aguirre y el sector duro del PP, esto se habría acabado, y si es Gallardón también porque este ya ha mostrado, con su talante moderado y dialogante, que no está por la labor.
Esquerra Republicana prefiere a un duro en la presidencia del gobierno, porque esto les da votos, por rebote, a los independentistas, y a UPyD ya le va bien el estilo Rajoy porque deja al españolismo huérfano y derivándose hacia sus siglas.
Por tanto, señoras y señores, Rajoy va a caer, le quedan tres telediarios, y Pedro J. Ramírez, el director de” El Mundo”, es muy pero que muy inteligente, sabe lo que hace y tesón no le falta. Y toda la derecha mediática está con él.
Mariano dejará de ser presidente del gobierno, no por el caso Bárcenas, no, sino para preservar la unidad de España y hacer las reformas estructurales y económicas que hay que hacer. Nos guste o no.
Y cómo dijo una vez un político renombrado: “En los otros partidos están mis adversarios, en el mío mis enemigos”.