Europa se abre al mundo, una parte importante de la población autóctona parece ser excedentaria, otra parte de la población mundial, especialmente la más acaudalada quiere vivir e invertir en nuestro continente.
Europa se abre al mundo, una parte importante de la población autóctona parece ser excedentaria, otra parte de la población mundial, especialmente la más acaudalada quiere vivir e invertir en nuestro continente.
Europa es glamour sin fronteras, es el Ritz del planeta, la cultura, el arte, la moda y el “savoir faire”. Los mercados internacionales aman a Europa, los grandes jeques árabes, los capitalistas chinos e hindúes sueñan con esta “exquisita” sociedad. Parece que debemos tener las puertas abiertas para salvarla, a cambio, eso sí, de sacrificar un sector importante de los que no se han conseguido adaptar al nuevo ritmo o a los que han quedado en la cuneta.
Dilema moral donde los haya para las clases medias ilustradas o, para simplificarlo, con estudios superiores. ¿Qué hacer? Reflexionan los que están a salvo de la quema -si alguien lo está-: ¿sacrificamos a los de abajo? (al más puro estilo republicano estadounidense) o ¿nos hundimos todos? ¿Salvamos el sistema de protección social y aceptamos que los mercados huyan despavoridos? ¿Descabalgamos a un tercio de la sociedad a cambio de que los otros dos tercios prosperen?
Un paréntesis: sé de la teoría “neo-feudal” que considera que vamos hacia una nueva suerte de feudalismo donde el mercado y las grandes corporaciones serán las que ostenten el poder y la gran mayoría de la población vivirá esclavizada bajo sus premisas socioeconómicas. No lo creo, la mayoría de la población no lo aceptaría. El egoísmo es mucho mayor de lo que parece, también a nivel individual. Solo si al menos una tercera parte de los habitantes del planeta están felices con el sistema, éste será soportado. Hay que recordar que somos cómplices de la explotación humana.
La izquierda cree que con las adecuadas subidas de impuestos y la inyección pública de capital se salvaría el sistema social europeo: (aquí pongan sonido de carcajadas). ¡Ya! Mientras una lavadora fabricada en España cueste veinte veces más que una de la misma calidad producida en China lo tenemos claro. Es decir, esto no lo salva nadie.
También hay que decir que hay mucha gente que no ha sido consciente, durante muchos años, de que era necesario reciclarse y ponerse al día, o simplemente formarse. Y ellos, sobre todo, forman el grueso de los “difíciles de encajar” en el sistema productivo.
Además antes las mujeres no trabajaban y ahora sí. Y antes las naciones europeas eran expansivas y atrevidas, salían al mundo a colonizar, y ahora estamos imbuidos de multiculturalismo neurótico y de euro-masoquismo, que es lo que la progresía intelectual ha implementado en las mentes de los jóvenes en las cuatro últimas décadas.
Total que a Europa le quedan tres salidas:
a. Globalización al servicio de los mercados (prosperidad para un 50% de la población y hundimiento para la otra mitad).
b. Desarrollo de políticas de izquierdas (hundimiento completo del continente, -yo creo que hasta geológico-).
c. Proteccionismo liberal y expansión económica (aranceles y protección de nuestro mercado y colonización económica de territorios “vírgenes”. Esto requeriría de cambios estructurales y mentales en la sociedad y en la población).
Como va a ser la “a” sí o sí, más vale que nos vayamos preparando individualmente, o por pequeños colectivos, por ejemplo la familia, para competir férreamente y no caernos del barco, porque el que se caiga ya no sube.
Y cualquier economista con criterio sabe, pero claro no lo van a decir en los informativos de televisión, que, como mínimo en España, hay un amplio sector de población que no se integrará nunca completamente en el mercado laboral, y por supuesto, en la sociedad.
De ahí que urjan fundaciones caritativas, comida abundante, películas de acción, cachivaches electrónicos, música maquinera, droga al alcance de todos e ídolos de barro…Porque un tercio de los nuestros no saldrán de esa burbuja. Habrá que tenerlos controlados, comidos, divertidos y sexualmente satisfechos para que no incomoden el plan globalizador que gobierna actualmente el mundo.
Por eso, ya podemos seguir filosofando sobre el bien y el mal y las sofisticaciones culturales habidas y por haber que como usted y los suyos no ganen dinerito…ya les veo discutiendo por el kétchup que pondrán a la hamburguesa, si de manzana o de pepinillos picantes. Y esto también va para las élites…¡Que los tiempos adelantan que es una barbaridad!