La locura del noruego y sus posibles consecuencias

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Más allá de que estemos frente a un psicópata, Breivik, alimentado por toda una serie de ideas extremas sobre la identidad y el futuro de Europa, y más allá del horror y la barbarie perpetradoa por este individuo, no he podido dejar de preguntarme y analizar el sentido estratégico de tal matanza. ¿Ha conseguido sus objetivos, los que él pretendía? O por el contrario, ¿ha generado una reacción popular y masiva contraria a lo que él persigue?

Según este individuo, Europa está siendo invadida por el islam y los políticos socialdemócratas serían sus principales aliados, dada su permisividad ante esta inmigración. Esto le lleva a provocar un asesinato en masa de jóvenes con esta ideología. Hasta aquí cualquier persona mínimamente racional y sensible no puede más que sentir estupor y asco por lo realizado por este loco.
Pero hay más elementos a tener en cuenta, veamos algunos:
1.     Según Norberto Bobbio, filósofo y senador socialista italiano ya fallecido, en su ensayo “Derecha e izquierda”, en tiempos de calma y bonanza las dos ideologías tienden hacia el centro político pero en tiempos de crisis y conflictos sociales ambas ideologías tienden a extremarse, e incluso la tendencia natural de los que se consideran centristas es a virar hacia la derecha.
2.     En la mayoría de la prensa europea, tanto digital como impresa, han aparecido dos fotos de Breivik, una en la que aparece vestido con uniforme militar de gala, y en la otra, ambas con muy buena resolución, vestido de francotirador, al estilo de un héroe de película americana.
3.     La extrema derecha y los partidos identitarios europeos han condenado el atentado y han presentado su cara más amable, bajando el perfil y acercándose a un posicionamiento tolerante, y excepto un par o tres de salidas de tono, dos franceses y un italiano, ha habido una reprobación contundente y casi unánime.
4.     Se ha mencionado una y otra vez el ensayo escrito por este individuo de más de mil quinientas páginas, se han publicado extractos completos de él, se han creado titulares con algunas de sus frases y se ha expandido por cientos o miles de foros en todos los países.
 
Podríamos añadir algunos aspectos más pero trataré de analizar algunas cuestiones:
1.     Tal como Bobbio escribe, lo que ha hecho este individuo ha calado en la conciencia de la sociedad, pero para dividirla. Su acto terrorista ha polarizado las mentes de la población: una mayoría está en contra y una minoría (no tan pequeña) lo justifica internamente, aunque no se atreva a manifestarlo (no sólo hay que leer entre líneas muchas declaraciones relevantes, sino hay que leer la multitud de comentarios cuasi exculpatorios que aparecen en muchísimos foros de toda índole).
2.     Sus ideas se han expandido de forma vertiginosa: no es posible mayor propaganda en tan poco tiempo. ¿De verdad la intención de todos los que las han publicado es que el público las rechace? Me temo que no. Cualquier analista de medios sabe que para un sector de la población se está reforzando su ideario y para otros presentándoselo por primera vez. Un psicólogo especialista en estos temas sabe que los mensajes calan en las mentes receptivas a ello. Y ¿cuáles son esas mentes dispuestas a recoger el ideario?
3.     ¿Qué imagen han presentado de Breivik la mayoría de medios? Uniforme de gala, francotirador, apuesto, masculino… En definitiva: un héroe. Se le ha configurado, arquetipado, como un héroe. Y ¿Qué es lo que necesitan tantos jóvenes desnortados y desorientados? Eso, alguien que represente la idea de fuerza, determinación, poder…
4.     Si Al-Qaeda o cualquier grupo islamista radical cometiera un atentado en Europa, la figura de Breivik cobraría valor, resurgiría en la mente de muchas personas como algo justificable. Es mucho más fácil vincularse a un sector, porque es más instintivo y psicológicamente económico, que adoptar una postura racional de rechazo a ambos tipos de terrorismo (el islámico y el de la extrema derecha). De hecho es probable que sean los partidos socialdemócratas los más ecuánimes a la hora de juzgar ambos polos con la misma categoría y rechazarlos con la misma contundencia. No así los sectores conservadores autóctonos ni probablemente parte de la población musulmana de Europa, que aún distanciándose de ambos y reprobándolos, no pueden dejar de estar, por una cuestión emocional, más cerca ideológicamente de unos que de otros, por mucho que rechacen el terrorismo.
5.     La islamofobia está muy extendida en Europa, ya sea de forma manifiestamente clara, como algunos partidos o grupos políticos muestran, o de forma latente en una parte significativa de la población. Y prueba de ello es la difusión masiva del ideario de Breivik y de las fotos antes mencionadas. Si alguien expone, publica, todo un panfleto ideológico para finalmente añadir dos líneas críticas con él, no nos engañemos, lo que importa no son las dos líneas, que son simplemente la excusa con la que el editor va a quedar limpio de complicidad, lo que importa son las treinta o cuarenta líneas del ideario.
 
En definitiva, Breivik es, lamentablemente y además de un terrorista, un tipo inteligente que ha sembrado una semilla que a poco que se la riegue empezará a crecer. Ahora los sectores “políticamente correctos” tienen la palabra y los “simpatizantes” ideológicos del criminal, aunque no necesariamente de sus crímenes, han bajado el perfil, y quizás tarden mucho en volver a plantear de manera tan explícita ese ideario, pero está ahí.
Breivik ha pasado la patata caliente a manos de socialistas y musulmanes. Cualquier movimiento en falso, en forma de permisividad o de terrorismo, podría justificar sus atentados en las mentes de una parte de la población europea. Ha creado una brecha que no se cerrará ni con flores ni con ceremonias solemnes ni con discursos buenistas.
Vencer esta polarización significará realizar un ejercicio de alta política, reconciliando y conservando una Europa unida y pacífica, y pasará por entender las necesidades de todos, las de aquellos que habiendo llegado de fuera y perteneciendo a otras culturas quieren integrarse en esta sociedad y la de aquellos que no quieren perder la idiosincrasia, las raíces y la identidad histórica de este continente. No querer escuchar y atender a unos y otros, por un exceso de liberalidad y tolerancia o por un exceso de rigidez y dogmatismo, tendrá graves consecuencias en el futuro.
La ingeniería y la pedagogía social tienen un límite: el inconsciente de los individuos.
Seamos conscientes de ello.

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