“¡No, nunca entrará El Manifiesto en los jueguectitos inanes de las Redes Sociales!”, hemos dicho más de una vez en la Redacción del periódico. Y, sin embargo, ya ven… También había dicho yo, hace tiempo, que nunca aceptaría la esclavitud de un teléfono móvil. O también había dicho, hace aún más tiempo, que nunca me pondría delante de un ordenador…, ignorando que acabaría dirigiendo un periódico que, sin su soporte digital, jamás hubiera podido combatir el dominio (la “alienación”, se decía antes) al que nos somete el mundo de la técnica.
Lo que hay que ver… ¡Hasta El Manifiesto!
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