“Querida Bibiana: Aunque al principio dudé si era mejor dirigirme a usted o a su jefe, nuestro insigne presidente del gobierno que tantas cosas ha hecho por el país, pensé que al ser yo una persona humilde no era adecuado corresponderme con un hombre de tanta categoría, y por eso la escribo a usted, que no siendo menos, la veo yo más cercana. Añadir además que en mis años mozos también bailé flamenco como creo que le pasó a usted, si mis informes no me fallan.
El motivo de mi carta es para mostrarle mi agradecimiento por todo lo que han hecho por las mujeres, entre las cuales me encuentro. Sé que entre los compromisos que adquirieron con el pueblo está el de hacer que las mujeres seamos cada vez más iguales, y como yo creo estar a punto de conseguirlo le paso a exponer mi situación que, de no haber sido por todas las personas progresistas y feministas que ha habido en estos últimos años, no me tendrían a mi tan feliz y tan a la par con los hombres.
Para empezar les diré, modestamente, que me levanto cada día a las seis de la mañana para entrar en la fábrica. La fábrica está a treinta kilómetros de mi casa, y voy en un autocar de la empresa. Los niños se quedan en casa durmiendo, los niños son la Jessica y el Iker. La niña tiene diecisiete años y el niño dieciséis, se llevan a matar pero ya se sabe que están en una edad difícil, a veces se pelean por tonterías como el rimel, y eso que cada uno tiene su bote con el nombre puesto, pero bueno no son malos chicos. A veces cuando llego del trabajo todavía están durmiendo y es que no tienen mucha voluntad para los estudios.
En el trabajo estoy en una cadena de corte de pollo, lo cual, cuando no hablo, me da para pensar en muchas cosas diferentes como la capa de ozono o si el cambio de sexo debe entrar o no por la seguridad social.
Mi marido me dejó cuando los niños todavía eran pequeños: se fue con otra diez años más joven y con menos cintura. Ya sabrá usted que volverse a poner bien después de dos partos es difícil, y sobre todo si se es de buen comer como yo. La cuestión es que el hombre ha cumplido y me pasa cuatrocientos euros de pensión cada mes, y además se los lleva un fin de semana cada quince días. Yo sé que se quedan en casa de la abuela porque cuando vienen han visto al menos diez películas, de esas que el padre se baja de internet. Así los tiene distraídos.
La Jessica tuvo que abortar porque se quedó embarazada y como cambia tanto de novio no sabía de cuál era, y lo de la píldora del día después no la tomaba porque ella decía que no se levantaba para hacer cola en un centro del ayuntamiento, que es donde las daban. Ahora le digo yo que ya la venden en las farmacias y que antes de volver a abortar que se las tome, pero me dice que ya verá. Bueno, pero por suerte, y gracias a ustedes, ahora hay recursos para que no tenga un crío hasta que no quiera, aunque a mí no me importaría porque como dice el anuncio, donde caben dos caben tres.
Lo que más preocupada me tiene es el niño, que fuma muchos porros, tiene la habitación que no se puede entrar, yo estoy aburrida de decírselo, pero no hay manera. No hay quien lo saque de la habitación con los porros y el ordenador. Me fui un día a hablar con la asistenta social y me dijo que me darían hora con un psicólogo, y el psicólogo me dijo que tenía tdh, que según pone en el papel es trastorno por déficit de atención, que según me han dicho lo tienen todos los adolescentes. Y que paciencia y comprensión.
Cuando llego a casa a las seis y media me bajo a comprar, hago la cena y preparo todo para el día siguiente, plancho la ropa, a veces pongo una lavadora, friego el suelo, y a las diez de la noche ya no puedo más, porque voy muy cansada y el otro día me dijo el médico que a lo mejor tenía fibromialgia, y es que me duelen mucho los huesos y los músculos, me acuesto.
Yo sé que ustedes, las personas feministas y progresistas se reúnen en cócteles en los que se conocen y hablan de cómo liberarnos a las mujeres y hacer que vivamos mucho mejor que antes. Al menos en mi caso yo creo que ya lo han conseguido, no tengo a nadie que me diga lo que tengo que hacer y soy muy independiente. Por eso les seguiré votando siempre que pueda y las fuerzas me acompañen.
Un beso para usted y un recuerdo para todas las buenas personas que han conseguido que lleguemos hasta aquí.
Firma: Una mujer liberada y agradecida”.