Como a la mayoría —supongo— de los lectores de Elmanifiesto.com, la foto de las góticas niñas Zapatero al lado del Presidente de los Estados Unidos y su esposa me ha causado gran estupor. ¿Entienden ahora la política de ZP en favor de la mujer? Mi pregunta es: ¿habrá educado ZP a sus hijas o se ha limitado a darles de comer? ¿Existirá en esa familia algún principio de autoridad, algún criterio estético, algún orden ético? ¿Es posible que el máximo cargo electo de nuestra nación tenga la poca vergüenza de llevar a sus hijas de tal guisa a conocer al matrimonio Obama?
Las chicas son adolescentes y, como tales, como menores, tienen el derecho, casi lógico por la edad, a reivindicar ir vestidas de góticas, de princesas Disney, de hadas madrinas o de lo que les dé la gana. Pero él, como padre, y lo que es más, como presidente del gobierno de España, no puede permitir que tal capricho o posicionamiento llegue hasta el extremo de degradar la imagen de nuestro país.
¿Entienden también ahora por qué las adolescentes menores de dieciocho años podrán abortar sin el permiso de sus padres? ¿Entienden por qué su equipo está plagado de elementos pueriles con formas externas de hombre, de mujer o de extraterrestre?
Y es que no solo no tienes derecho a ocultar las fotos de tus hijas, que insisto no tienen culpa de nada, sino que su publicación te delata, nos dice lo que pintas tú como individuo, como padre en el seno de tu familia: nada. ¿Te parece una forma de dar libertad a la mujer permitir esas vestimentas en un encuentro internacional de tal categoría? ¿Te parece que actúas respetando un criterio maduro al no censurar la actitud de dos adolescentes que, por muy inteligentes que sean, no dejan de ser dos adolescentes? Lamentable, sinceramente, lamentable.
Creo que rozas lo grotesco, gobiernas desde la rebeldía infantil, la de los malos y los buenos, la de los poderosos y los oprimidos, los machistas y las mujeres, porque en tu imaginario todo hombre es machista mientras no se demuestre lo contrario, todo empresario un ladronzuelo de guante blanco avispado y toda persona que haya alcanzado una posición profesional a base de esfuerzo no más que un trepa con contactos.
Tu planicie y vulgaridad intelectual, que no daría ni para un guión de Barrio Sésamo, está permitiendo que se te escapen todos los elementos más complejos del tablero económico, social e internacional porque simplemente no los entiendes ni los puedes entender: tus categorías no van más allá del “arriba-abajo”, “izquierda-derecha”, “uno-dos” y dicotomías similares.
Todo esto sería patéticamente divertido sino estuvieras dejando a la nación, o lo que queda de ella, hecha unos zorros, con miles de jóvenes en el paro enchufados al ordenador y a los porros, padres de familia humillados o empresarios que se dejaron la piel cerrando sus negocios, y suma y sigue.
Pero a ti no te importa, estás liberando a la mujer, ¿no? Qué orgulloso te vas a sentir cuando la feminidad quede por completo aplastada, cuando ya no quede ni rastro del instinto maternal y cuando el aborto se pueda realizar con la misma facilidad con la que se empasta una caries.
Nunca me has convencido. Es verdad que de entrada no simpatizo con tu ideología, pero en tu casa, los socialistas, seguro que hay gente con mucha más dignidad y sentido común que tú. Además siempre he creído que eras un pusilánime soberbio y vengativo. Desde los primeros momentos en que apareciste en escena ya entendí que no tenías ningún tipo de envergadura intelectual ni personal y que te guiabas por tres únicos hechos: a tu abuelito republicano lo mataron en la guerra, tienes una mujer cantarina e independiente y dos hijas también “cantarinas” e independientes, y eso era todo el contenido ideológico que iba a marcar tu política.
Jose Luis, si sales de la adolescencia, si algún día lo consigues, te vas a sorprender mucho cuando te digan que fuiste el presidente del gobierno de una de las naciones más antiguas de Europa, y que jugando, jugando, la dejaste como un trapo.