No es política, no es ideología, mucho menos es una “cortina de humo”, no: lo que hoy estamos viendo imponerse es una especie de nueva religión secularizada, un credo universal de sustitución, una suerte de fe ciega que aspira a apoderarse de los cuerpos y las almas.
Un buen día, a mi admirado Forrest Gump se le ocurrió echar a correr. Y como les suele suceder a los tontos, obsesivos por naturaleza, le cogió tanto gusto que siguió, y siguió, y siguió, y siguió...
Escuchando lo que dicen los cuatro intervinientes en el programa de Intereconomía Televisión que reproducimos en esta página, es imposible no exclamar con un deje de nostalgia...
¿Qué hubiera pasado si Fernando III hubiera derribado la Giralda, símbolo del abominable poder almohade? ¿O si los Borbones hubiesen destrozado todos los escudos de los Austrias tras la guerra de Sucesión? ¿O si…?