De poesía, religión y espíritu crítico
Quince codazos: a propósito de un libro de Miguel D’Ors
AQUILINO DUQUE Quince codazos mal disimulados me asesta Miguel d’Ors en su delicioso libro Virutas de taller, (Ed. Los papeles del sitio, Valencina, Sevilla, 2007), el cuarto de los que con el logotipo (la empresa diría Saavedra Fajardo) de una pareja de pingüinos da a la estampa el poeta Abel Feu en Valencina de la Concepción. Los otros tres son, por orden de aparición, La superstición del divorcio de G.K. Chesterton, Puntos suspensivos de Mário Quintana y Escolios escogidos de Nicolás Gómez Dávila. Habría que agregar breves entregas de poetas contemporáneos, una bonita colección de haikus y un libro excepcional, por su calidad y por su género, a medias entre el relato, las memorias y la elegía: Las niñas del Altillo, de la jerezana Begoña García González-Gordon.