El liberalismo, esa concepción del mundo que, bañándolo todo desde hace casi tres siglos, ha acabado marcando a fuego las fibras más íntimas de nuestra alma, de nuestra mente y de nuestro corazón.
Pobre Leonor, pobre España.
Al final, como ya previno el gran Gödel, todo se resume en una sencilla cuestión de lógica matemática: los números del tendero que Sánchez necesita para alcanzar su investidura.
Vean, si no, lo que dice en este fragmento de su Discurso contra Verres.
El camino es lógico y rectilíneo, motivo por el que no puede dejar de llegar a su estación final, que es la destrucción de España.
La derecha nunca podrá desempeñar en el Régimen del 78 otro papel que el de chacha encargada de limpiar los vómitos de su señorito.
