Dados los medios de que dispone, nuestro mundo podría y debería ser el más refinadamente culto de toda la historia. Pero no lo es. Es todo lo contrario.
Los señores del dinero quieren ser también señores de la tierra. Ello da un color muy singular a ese mandamiento predicado desde Davos: «no tendrás nada y serás feliz».
Los grandes autores de la literatura española han sido la pluma, pero también la espada del pueblo, y por ello han escrito algunas de las más excelsas páginas concebidas entre fragores bélicos.