Jamás en la historia de España, ni siquiera durante la francesada, pudo imaginarse un saqueo tan sistemático como el que llevaron a cabo los dirigentes republicanos.
«Lo único por lo cual la vida sigue siendo, pese a todo, interesante: entender (dice Albiac) que nada existe más maléfico que un político.»
«¡Oh, tranquilícese usté! / Después de los carnavales / vendrán los conservadores, / buenos administradores / de su casa / Todo llega y todo pasa. / Nada eterno: / ni gobierno que perdure», escribió Antonio Machado, que además de poeta era profeta, «ni mal que cien años dure».
“La Humanidad, que antaño, en Homero, era un objeto de espectáculo para los dioses olímpicos, se ha convertido ahora en espectáculo en sí misma. Su autoalienación ha alcanzado un grado que le permite vivir su propia destrucción como un goce estético de primer orden” —Walter Benjamin
Hasta ayer aceporrados en la mansedumbre y el ocio inane, sectores amplios de las masas han despertado a la acción en efervescencia de una pesadilla órquica.
Pocas actividades son más apacibles que la de librero de lance, negocio al que debemos felices hallazgos y tardes enteras de vagabundeo entre los anaqueles de esos comercios.
